Capítulo 8.

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Gabrielle

Terminé de comer y el doctor me reviso, miro que todo estaba bien y se marchó, salió de la habitación dejándome sola, seguí descansando, pero antes le marqué a Jolie, por qué tenía varias llamadas y mensajes, estoy de segura que está preocupada.

#Llamada telefónica#

—Hasta que contestas mujer, estaba muy preocupada por ti.

—Lo siento por preocuparte—dijo con voz desanimada.

—Todo está bien.

—Si—sé que le estoy mintiendo a Jolie, pero es mejor, por qué si le dijo la verdad vendrá a buscarme y no vendrá sola, es capaz de traer a la policía con tal de encontrarme.

—Bueno te creo—cambiando de tema, por qué no me mencionaste que con el hombre que ahora vives es el mismo que le vomitaste su auto y sus zapatos.

—Lo siento lo olvide—de pronto escuchó un grito de Jolie.

—Dios míos—grita y separó mi teléfono de mi oreja.

—¿Qué pasa?.

—Ese hombre es demasiado guapo y sexy.

—No exageres Jolie.

—No estoy exagerando, ese día no lo miré también, pero ayer lo vi mejor y ese hombre es demasiado guapo.

—Para mí no está tan guapo.

—Lo sé, recuerdo tus palabras de ayer—si es atractivo—imita la forma en la que lo dije.

—Para mí lo es.

—Bueno querida te dejo, tengo que seguir trabajando, luego seguimos platicando de ese esquisto hombre.

—Adiós cuídate.

—También tú querida.

Colgué mi llamada con Jolie y me acosté a descansar, no se cuanto tiempo dormir, pero note que ya era tarde, me levanté y tomé una ducha, terminé de ducharme y me pongo unas bragas negras y una bata de satin del mismo color, salí de la habitación, baje las escaleras y al parecer nadie se encontraba en la mansión, creo que estoy sola, medio curiosidad por conocer cada rincón de la mansión, el tiempo que he estado aquí no me había atrevido a verla, era mi momento, camine por cada pasillo y si que era grande, tenía un salón enorme y una biblioteca, por último llegué donde había un bar, dios mío había demasiadas botellas de todo tipo de licores, tome una vaso y me serví un poco de whisky sin darme cuenta me termine una botella, me sentía tan mareada, ya estaba muy ebria pero quería seguir bebiendo, sentía mucho dolor que hacía que mi corazón doliera, me levante para tomar otra botella pero alguien me sujeta del brazo.

—Estás muy ebria.

—Qué importa, déjame en paz, solo vete quiero seguir tomando—le quitó su mano de mi brazo.

Está por tomar la botella pero Dean me la quita.

—Dámela

—No ya es suficiente Gabrielle, mañana tendrás resaca.

—Es mi problema no el tuyo, por que no te largas y me dejas en paz—le gritó.

—Cenastes.

—Qué importa si ceno o no—me vuelve a tomar del brazo.

—Grabiella no juegas con mi paciencia—me safo de su agarre.

—No vengas conmigo hacerte el que te importo, por que te recuerdo que me dejaste encerrada en ese sótano y te suplique que no me dejaras y lo hiciste, hasta me humille arrodillandome y te importa un carajos, así que no vengas a decirme esto Dean—mis lágrimas empiezan a salir.

Me escaparé antes de ser tuya. [En proceso].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora