Capítulo 25.

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Gabrielle

Abro los ojos y no veo a Dean en la habitación, a noche me quedé dormida y no me di cuenta cuando Dean terminó de bañarse, intento levantarme pero me es inútil, una de mis manos sigue con la esposas pegada en el respaldo de la cama, ese maldito idiota, me dejo toda la noche con las esposas puestas, con razón no podía mover mi mano, como deseo estrangularlo por ser tan imbecil y idiota, como lo odio.

Salgo de mis pensamientos cuando lo veo salir del baño, ya bañado y cambiado, se ve jodidamente sexi, no Gabrielle deja de decir tonterías me dijo a mí misma.

—Buenos días—me dice el muy cabrón, pero no respondo.

—Me puedes quitar estas malditas esposas—dije molesta.

—Como se dice o acaso no tienes modales—dice.

Es un maldito idiota, cuando me quite las esposas lo mataré, por qué ganas no me faltan.

—Puedes hacer tan amable de quitarme las esposas por favor, que necesito ir al baño—dije aparentando los dientes.

El muy idiota se ríe, va en busca de las llaves y me quita la esposas.

—Como se dice.

—Eres un idiota como te odio—dijo y tomó una almohada que está en la cama y se la aviento Dean la esquiva.

—Esa estuvo cerca—el muy maldito se sigue burlando de mí.

Tomó las de más almohadas y se las empiezo aventar a Dean, estoy tan enojada, que en este preciso momento solo quiero matarlo, si no fuera por sus adoradas hermanas ya lo hubiera hecho.

Se acerca y me agarra de las muñecas, me intentó zafar de su agarre, pero es imposible ya que él tiene más fuerza que yo.

—Suéltame idiota.

—Eres una leona—dice y sonríe.

—Eres un imbécil—le pegó en el pecho.

—Te soltaré si te calmas, temo que me mates—dice riendo.

—Falta no me hace—pero acaso me tienes miedo—dije.

—Tenerte miedo a ti—el muy imbécil se ríe.

—Pues deberías—si me fue fácil escaparme de ti, no sería tan difícil matarte—dije en tono burlón.

—Eso quiero ver pequeña leona, por qué no será tan fácil matarme, ni escapar de mi.

—Pues ya verás, pero te recuerdo que si no fuera por Amelia jamás me hubieras encontrado —dije y Dean me soltó, para que mis palabras lo hicieron enojar.

—Ve a bañarte, la bolsa que está en el sillón hay ropa para que te cambies y no tardes mucho, para desayunar y poder irnos de Colmar lo más rápido posible—dice enojado.

Antes de tomar la bolsa lo volteo a ver para decirle—No me digas leona por que no soy un animal para que me llames así.

—Para mí lo eres—dice riéndose el muy imbécil

Tomó la bolsa y entró al baño, para darme una ducha, mientras me baño pienso en Jérémie y si Dean le llego hacer algo, espero que no le haya hecho nada como me lo prometió y confío en su palabra.

No tardó mucho en terminar de bañarme, abro la bolsa, para ver qué ropa me había traído Dean por qué dudo que él la haya ido a comprar, lo más seguro que mandó a sus gorilas, sacó un pantalón  azul de mezclilla y un camisa azul cielo, también había unos tenis color blancos, me cambio, terminó de arreglarme y salgo del baño, miro que Dean está entretenido en su tablet, que ni cuánto se dio cuando salí del baño.

Me escaparé antes de ser tuya. [En proceso].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora