Capítulo 24.

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Gabrielle

Me dirijo con Jérémie a la heladería donde actualmente trabajamos, Jérémie va demasiado feliz por que hoy es su último día trabajando en la heladería, ya que en restaurante donde actualmente canta lo contrataron para que cantara toda la semana, al fin se desacera de la señora Florence y sus regaños por llegar tarde.  

Llegamos a la heladería y guardamos nuestras cosas, empezamos a trabajar, estaba acomodando los cornetes por qué se habían terminado, entran unas personas y sin míralos a la cara les preguntó de qué sabor les gustaría sus helados, cuando escuché a la pequeña pedir el sabor de helado que quería, reconocí su voz al instante, no solo la voz de ella si no de las otras dos personas, que venían con ella, mi corazón empezó a latir rápidamente y mi cuerpo empezó a temblar, cuando estaba sirviendo los helados las manos me temblaban pero tenía que controlarme, si no ellos me reconocían al instante.

Terminé de servir los helados y le di a cada uno el sabor de helado que había pedido, veo como salen de la heladería y me siento un poco mejor al saber que ya se van, pero  no fue así, ellos tomaron, asiento en las mesas que se encuentran a fuera de la heladería, y siento como mi cuerpo empieza a temblar nuevamente.

—Jérémie necesito ir al baño—dije con la respiración agitada.

—Te sientes bien—pregunta preocupado.

—Si, solo necesitas ir al baño.

—Se que te sucede algo, regresa cuando te sientas mejor te cubriré.

—Gracias.

Entro al baño bajo la tapa del inodoro y me siento; me pregunto qué hacen ellos en Colmar, todo los lugares que existen en Francia se les ocurre venir a Colmar, no seas tonta Gabrielle, ellos pueden ir a cualquier lugar y más con el dinero que tienen.

No sé cuánto tiempo pasó y decido salir y me acerco al lavabo de manos y me mojo el rostro, recargo mis mano sobre el lavabo y dejo salir un suspiro, cuando escucho la voz de Amelia y maldigo pensé que ya se habían ido.

—Hola.

—Hola—dije y camino para salir del baño, pero me detengo cuando al escuchar a Amelia.

—Ya te vaz—dice.

—Si tengo que regresar a trabajar.

—Nunca pensé que te encontraría en este lugar.

—Nose de qué hablas pequeñas.

—Se que eres Gabrielle.

Cuando escuché decir mi nombre me empecé a poner muy nerviosa como diablos me había reconocido, será que solo ella lo había hecho o también sus hermanos, tenía que decirle que se habías equivocado de personas, espero que eso funcione.

—Te estás equivocando pequeña, no conozco hace tal Gabrielle.

—Se que eres tú Gabrielle no tienes por qué seguirlo negando—me acerco y me agachó para estar a su estatura.

—Esta bien me rindo soy Gabrielle.

—Lo sabía—dice con una sonrisa en sus labios.

—Tus hermanos lo saben—pregunté preocupada.

—No, solo yo fui la única que te reconocía.

—Como me reconociste—pregunté curiosa.

—Fácil por tus aretes—abrí la boca como era posible que me haya reconocido por mis aretes.

—Eres muy lista pequeña, pero puedo pedirte un favor—Amelia asiente—me prometes que no le dirás a nadie que me viste.

—Lo prometo—pues puedo saber por qué te cambiaste el color de tu cabello.

Me escaparé antes de ser tuya. [En proceso].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora