CAPÍTULO 27

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Tras la misión fallida, encontré mucho alivio gracias a la compañía de mi abuelo, y durante los días siguientes conseguí abstraerme de todos los problemas que se cernían sobre nosotros ocupándome de él y de nuestro hogar. Además, aquella era la manera idónea de mantener un perfil bajo mientras las aguas se calmaban afuera: quedarnos en casa.

Antes de volver a las misiones, Enzo debía organizar el próximo plan con una maestría insólita y nosotros aprender a gestionar nuestras debilidades con tal de asegurarnos un buen resultado. De modo que lo mejor para mí era permanecer en casa, dedicarme a otras cosas para mantener la mente ocupada y hacerme a la idea de que debía cambiar mi mentalidad cuanto antes. Este último proceso me estaba costando bastante, pero sentía que se había puesto en marcha desde mi última conversación con Enzo, y el hecho de tener a mi abuelo tan cerca lo hacía más sencillo.

En medio de la vorágine de misiones, entrenamientos y reuniones de trabajo, donde la rutina diaria me había absorbido por completo, el tiempo que pasaba junto a mi abuelo se había vuelto cada vez menor. Esa semana de recuperación me permitía, de nuevo, tenerlo bajo mi foco. Los momentos de descanso junto a él hacían que las preocupaciones del mundo exterior quedaran temporalmente en pausa, me brindaban la oportunidad de recordar qué era lo realmente esencial en mi vida.

Él, que representaba la conexión con mi pasado y que era la única familia que me quedaba, merecía más que una simple lealtad. Ese tiempo de tranquilidad me permitía volver a darme cuenta de que mi abuelo debía ser mi única prioridad, una prioridad que trascendía las complejidades y las sombras de nuestro entorno, alguien que debía alzarse incluso por encima de mis miedos y mis traumas.

Hacía mucho tiempo atrás yo le había prometido a mi madre que haría lo que fuera necesario para protegerlo, incluso si eso significaba enfrentarme a mi propia oscuridad, abrazarla. No podía perder el tiempo gimoteando acerca de mi humanidad porque tenía un objetivo mayor: conseguir que mi abuelo pisara la superficie.

Sentada junto a él en la mesa de nuestra casa destartalada de la ciudad subterránea, con la tenue luz de una lámpara revelando los contornos de su rostro, a menudo pensaba con rabia que mi abuelo nunca había visto el sol. Su vida había transcurrido entre las sombras y los muros oscuros de nuestra prisión subterránea y desde su nacimiento le había sido negada una existencia bajo el sol. Observaba sus manos arrugadas, marcadas por el tiempo y la lucha constante, y deseaba arrebatarle al mundo un rayo de luz, regalarle al menos un pedazo de sol a la luz que iluminaba mis días. Imaginaba cómo su rostro se encendería con la cálida caricia de los rayos solares, y aquella imagen mental se convertía en mi fuerza impulsora.

Mi madre entendería todo aquello. Las muertes, la violencia, la criminalidad, mi desgaste. Lo comprendería si sabía que, en todo momento, yo lo había hecho por él.

Al cabo de un par de días, Enzo por fin nos convocó para una reunión en su taberna. Yo llegué la primera, como de costumbre, y al cabo de un par de minutos, mis compañeros también hicieron acto de presencia. Charlamos largamente y, cuando terminamos, Farlan y Enzo se marcharon de allí muy rápidamente, hecho que hizo que Levi y yo permaneciéramos en completo silencio mientras nos ataviábamos de nuevo con nuestras chaquetas para el trayecto de vuelta a casa.

—¿Has superado ya tu dilema moral sobre tener que matar para sobrevivir? —preguntó repentinamente mientras me observaba con su típica expresión imperturbable.

Me sorprendió el hecho de que intuyera de manera tan certera lo que me había ocurrido aquel día, durante la misión, y la razón que me había paralizado. También que hubiera formulado aquella pregunta sin ningún tapujo y de manera tan directa. Hice una pausa antes de responder, quizá tratando de digerir ese cambio tan brusco de conversación, quizá tratando de asimilar lo rápido que había adivinado todo aquello.

EN EL SUBTERRÁNEO  || Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora