CAPÍTULO 28

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Lo único que rompía el silencio del subterráneo era el eco de mis pasos resonando contra las frías calles de piedra. Aquella noche, el túnel gigante al que debía llamar hogar se extendía ante mí como una garganta oscura, ansioso por tragar cualquier luz que se atreviera a desafiar su dominio.

Yo llevaba la capucha de mi abrigo bien ajustada, ocultando mi rostro en las sombras mientras avanzaba con determinación hacia la entrada del complejo militar enemigo. Sabía qué debía hacer cuando llegara, y el orden en el que debía realizarlo: infiltrarme, obtener información vital y, si era necesario, eliminar cualquier amenaza que pudiera interponerse en nuestro plan hacia la superficie. Cuanto más me acercaba a la ubicación, más sigilosos se hacían mis pasos, hasta que la resonancia de mis pisadas apenas se hizo perceptible. El sonido parecía perderse en la oscuridad, como si las mismísimas paredes del subterráneo supieran guardar mis secretos.

Me sentía segura, me sentía diferente, me sentía preparada. Aquellas últimas semanas habían supuesto un tiempo de transformación para mí, pero a medida que me acercaba a la entrada la certeza de saber cuál era mi deber chocaba contra una moral a la que todavía me aferraba inconscientemente. Sabía que cambiar de parecer no era un proceso rápido, ni tampoco lineal. Yo tan solo esperaba que eso no me trajera problemas a la hora de acatar la misión.

Evitaba las zonas iluminadas por los tenues faroles. La oscuridad se había convertido en mi aliada, envolviendo mi figura en un manto invisible. Pronto vislumbré las paredes del complejo de la policía militar, que se erigían imponentes ante mí, elevadas como titanes silenciosos en la penumbra esperando a su próxima presa.

Me acerqué a la fachada lateral izquierda con pasos suaves y decididos, fijando la mirada en varias de sus ventanas hasta decidir cuál se convertiría en mi puerta de entrada. Inmediatamente después activé los propulsores de mi equipo de maniobras tridimensionales y me impulsé hacia mi objetivo. Enganché el pistón de la indumentaria en una de las grietas del exterior del edificio y pendí de los cables durante varios minutos mientras forzaba la ventana para abrirme paso. El tragaluz se abrió emitiendo un susurro apenas audible y revelando el interior del complejo de la policía militar, uno de los pocos edificios destinados a las divisiones militares en la ciudad subterránea.

Caminé con mucha cautela por los pasillos iluminados por la débil luz de algunos candiles y comprobé que no había ni una sola alma por allí, razón por la que asumí que Farlan y Levi habían bordado su parte del plan, la cual consistía en mantener alejados a los militares de mi ubicación.

Aquella construcción se extendía ante mí como un laberinto, de modo que decidí centrarme en lo que me había dicho Enzo justo antes de aquella misión para poder encontrar la sala de archivos que estaba buscando. Intenté recordar mentalmente las direcciones que me había descrito mi compañero y deambulé por aquel extraño edificio siguiendo sus consejos.

Necesitaba obtener información confidencial cuanto antes, una que pudiera arrojar un poco de luz acerca de por qué la policía militar era capaz de reconocernos e incluso de anticiparse a nuestros movimientos, como había ocurrido en la última misión. Lo más probable era que entre los documentos de los criminales buscados en el subterráneo se hallaran nuestros perfiles, por lo menos el de Levi, el de Farlan y el mío. No había otra explicación plausible y era importante averiguar qué sabían exactamente sobre nosotros.

Cuando llegué a aquella sala confidencial, me abrumó el silencio de la estancia. Con movimientos mecánicos, comencé a registrar todos sus rincones. Recorrí el lugar con pasos ligeros mientras mis ojos escudriñaban todos aquellos documentos, cuidadosamente almacenados en cajas y cajones. Al acercarme a las fichas, la luz tenue reveló nombres y bocetos de criminales buscados, cada uno de ellos con su propia historia de delitos y transgresiones. Algunos perfiles me resultaban incluso familiares, pero mi atención se centró en una búsqueda específica: cualquier indicio sobre Levi, Farlan o mi persona.

EN EL SUBTERRÁNEO  || Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora