Los días pasaban lentamente, a un ritmo tortuoso y aburrido, Agni no podía volver a su casa debido a la posibilidad de que lo estuvieran buscando y Aaron se encargaba de traerle comida y cosas para cocinar, como también algunos lápices y hojas para que pudiera distraerse.
Agni estaba sentado en la sala, bebiendo un café en silencio escuchando música leve de fondo desde un televisor. Pudo escuchar como la puerta se abría junto a unos pasos y aroma familiar, era Aaron trayéndole comida junto a algunos dulces.
El silencio y la distancia que se había formado entre ellos desde ese momento crecía día a día, era triste para Agni, extrañaba al hombre que le hablaba con entusiasmo y cariño, tenía miedo por la persona que era Aaron, pero extrañaba como lo trataba, extrañaba sentirse seguro con su aroma, cuando acariciaba su mejilla, extrañaba sus besos, pero sabía que sería egoísta de su parte pedirle algo así luego de lo ocurrido.
- Te traje arroz y pescado, aquí tienes algunos dulces para el día y fresas con chocolate. - dijo Aaron dejando la comida en la mesa, sin levantar la mirada hablando más para si mismo. Había desarrollado ojeras, su higiene prevalecía pero aún así tenia mala pinta, se sentía cansado todo el rato y solo quería dormir, se habia apagado en su totalidad, el leve brillo que tenia ya no existía.
- Gracias Aaron. - dijo Agni levantándose en su dirección, acercándose para probar un poco de la comida, era como esperaba, exquisito.
Aaron miro en silencio a Agni por unos segundos, mordiéndose el labio conteniendo su tristeza, quería abrazarlo, mimarlo, darle todo su cariño. Soltó un suave suspiro - Me voy, te diré cuando puedas irte. - dijo caminando a la puerta.
Agni sintió inquietud dentro de si, avanzo por inercia atrapándole un dedo, al segundo reacciono aún sin soltarlo - Tu eh ¿Quieres beber un café?. - dijo en un tono bajo mirando el suelo, sentía un revoltijo de emociones que no terminaba de entender.
Aaron se detuvo al instante, mirandolo de reojo, este apretó sus labios, le era imposible negarse a Agni - Esta bien, acepto ese café. - dijo volviendo a la cocina, dejando su saco de lado y arremangándose la camisa para preparar todo.
Agni le arrebato suavemente el café - Yo me encargo. - dijo, dejándolo sentado en una silla mientras se encargaba de preparar los cafés. Tener hay a Aaron lo tranquilizaba, lo hacía no sentirse tan solo y sentir su aroma le calmaba la ansiedad.
Aaron lo observaba en silencio, disfrutando de la compañía. Disimuladamente le miraba el vientre, buscando alguna señal para calmar sus inquietudes - Tu ¿Cómo has estado?. - pregunto mirandolo.
- Normal, intentando llevar el aburrimiento y preocupado por mi bebe Jack ¿ Tu?. - dijo sirviendo con más calma dejando los cafés en la mesa.
- He estado ocupado, varias misiones, casos, informes. - dijo removiendo su café. Era triste que solo pudiera hablar de su trabajo, sobre todo de su clase de trabajo.
- Ya veo. - dijo Agni quedando en un silencio incomodo por un buen rato - ¿Por qué trabajas en eso? Digo, hay trabajos menos violentos que tal vez paguen un poco menos, pero es mas seguro . - dijo dando un sorbo a su café.
Aaron dio un trago a su café, no esperaba hablar de ese tema - No fue mi primera opción. Soy huérfano, viví en un orfanato desde los 4 años, cuando cumplí la edad en donde me sacaron de ese lugar, lo primero que encontré fue trabajar de repartidor. - dijo recordando los viejos tiempos.
- Jay era un muchacho de la calle, ese tonto te habia escapado de su casa, su padre lo prostituía. Siempre rondaba fuera de mi trabajo, a veces le regalaba comida y dinero, cuando le quisieron robar en uno de esos días me di cuenta de mis habilidades sanguinarias. El Sr. Dan nos vio mientras vendía de sus productos, una cosa llevo a la otra y desde hace unos años trabajamos con él. Jay y yo nos tratamos como su fuéramos hermanos, lo quiero mucho. - declaro mira con tranquilidad a Agni.
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Mi dulce girasol (Omegaverse)[HIATUS]
Teen FictionAaron, un asesino reconocido como el segundo mejor dentro del bajo mundo, recibe constantemente misiones para eliminar personas de múltiples lugares. Por un pequeño "error" su próximo objetivo resulta ser el dulce chico con nariz de perro a cargo...