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Aaron inhalo con felicidad el aroma de aquel lugar, estaba devuelta en casa y lo mejor, estaba a nada de distancia del Omega que quería.

Caminando firmemente con su maleta casi ni prestaba atención a su entorno, estaba ansioso por llegar y sorprenderlo, aunque aun ni se vieran los primeros rayos de sol. Se habría ido rapidamente del aeropuerto de no ser que escucho una voz familiar fuera, era Jay llamándolo con un cartel de bienvenido en sus manos, sonrió ligeramente al verlo, valla que lo había extrañado.

Rapidamente se acerco para abrazarlo, haciendo a Jay corresponderle felizmente mientras se le subía cual koala.

- Estas enorme, poco tiempo y tus músculos y cuerpo están mas masicos que nunca. - dijo Jay apretándole un brazo tratando de rodearlo con ambas manos sin lograrlo.

- Y veo que tu sigues igual de empalagoso y energético. - dijo Aaron sujetando tranquilamente a Jay - Si estas aquí con una cara tranquila, asumiré que mejoraste las cosas con el Sr. Damiano. - añadió mirandolo, notando como este levemente se sonrojaba y asentía sin poder aún aceptar esa terrible confesión que hizo.

- Me alegro mucho, enserio. - Aaron abrazo firme a Jay, estaba mas feliz y tranquilo de saber que su amigo estaba en paz con todo su dilema, estaba seguro que volviendo tendría que cuidar a Jay y generar distancia entre esos dos por la eternidad.

- A mi también me alegra.. debo agradecerle a tu novio, él y sus consejos ayudan bastante, aunque sea un asco en aplicarlos él mismo. - dijo burlesco relajando el ambiente bajando de los brazos de Aaron - Lo iré a ver en la tarde en mi descanso, no te lo comas por esas horas, no quiero verte generarme un sobrino. - dijo dándole palmaditas haciendo a Aaron sonrojarse un poco por la idea mental haciendo a Jay reír.

- Vamos grandulón, te iré a dejar como tu chofer personal, no te acostumbres. - agrego Jay subiendo la maleta y abriéndole la puerta, ciertamente había extrañado mucho a Aaron, extrañaba las bromas y molestarlo, terminando de ver a Agni sin duda se lo llevaría de copas.

El viaje fue tranquilo, ambos hablaban de como habían estado esos días, Aaron agarro un poco de coraje a como Dan había tratado a Jay el día de esa junta, hablaría tranquilamente con él terminando el asunto de Agni - Si ese bastardo te hace llorar aunque sea una vez le romperé la cara, no me importa quien sea. - dicto firme robando un sorbo de café.

- Lo se lo se. - dijo Jay con una sonrisa feliz en su rostro, no por la idea de que golpearan a Dan, sino porque tenía por fin a su compañero de locuras que lo cuidaría cual hermano de sangre.

- Bien tortolo, hemos llegado. - dijo bajando abriéndole la puerta y sacando la maleta - Te veo luego tonto. - añadió dándole un ultimo abrazo momentáneo con bastante fuerza, siendo correspondido con gusto.

- Te hablare cuando todo este más tranquilo. - dijo Aaron feliz llevándose su maleta entrando a los departamentos. Sintiendo el aroma de Agni lejos podía asumir que estaba en su cuarto durmiendo aún, entro en silencio y dejando sus zapatos en la entrada camino lentamente, mirando todo el lugar y sintiendo como este olía por todos lados a Agni, entro con cuidado al cuarto mirandolo en silencio desde el umbral de la puerta, sonrió inconscientemente, extrañaba mucho este aroma y al pequeño.

Con cuidado se acerco a la cama y se acostó a su lado, acariciando levemente el rostro de Agni viendo como este se contraía ligeramente por el contacto y a los segundos se calmaba y apegaba a su mano por su aroma.

Aaron apretó fuertemente los labios, le era casi imposible resistirse a algo tan tierno, tenía ganas de comerlo a besos ñero se resistiría por ahora para dejarlo descansar, sabía por el mismo Jay que Agni estos últimos días tenía problemas para dormir, sufría de noches de insomnio y a veces se sentía alérgico a quedarse toda la noche en cama.

Mi dulce girasol (Omegaverse)[HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora