Salí del campus con pasos decididos, sin mirar atrás, ausente de lo que pasaba a mi alrededor. Mi mente era un completo desastre, así que fui directo a la casa de mi amiga. Hoy sí que necesitaba de sus mimos.
—Dijo eso, así como si nada, y solo se fue. —Terminé mi monólogo, caminando con lentitud de un lado a otro, sin mirar nada en específico.
—No me jodas que te quedaste allí plantada. —Natalia se llevó las manos a la boca, exagerando la situación más de lo necesario. ¿O tal vez no?
Me recosté de una pared y me miré las uñas sin decir nada más, dejando que el silencio se llenara de pensamientos cargados. Nati, en cambio, se puso histérica, como si intentara sacudirme de mi letargo.
—Ay, no, Mamita, me haces el favor y me quitas esa cara de remolacha y te enderezas.
Puso música y nos sentamos en el suelo, rodeadas de todo lo necesario para hacernos una manicura colorida. Mientras tarareábamos Girls Just Want To Have Fun, de Cyndi Lauper, intentábamos distraernos de la confusión que reinaba en el aire.
—Pero no entiendo, prácticamente te confesó que le gustas, ¿o no? —dijo Nati sin apartar la vista de su uña mientras la limaba.
—Sí, eso creo, pero supongo que ahora que es mi profesor necesita mantener una distancia —respondí con frustración.
—¿Y eso por qué debería importar? —Ella elevó una ceja, mostrando fastidio.
—Bueno, Nati, hay un conflicto de intereses. Estoy segura de que la administración no lo aprobaría.
Natalia me miró con incredulidad, maldecía a todos, desde el decano hasta el director, la secretaria del director y hasta el maestro que llenó la otra sección.
—Creo que la prohibición es más para protegerme a mí, por si hay un posible abuso de poder por parte del profesor. No sé, quizás sea más complicado que eso —expliqué con la amargura de quien acaba de encontrar un tesoro y al instante se lo arrebatan.
—¿Y ahora qué piensas hacer?
—Supongo que seguiré yendo a clases este semestre, fingiré que no lo conozco y esperaré a terminar el curso.
—¿Crees que después de eso te buscará?
—Pueden pasar muchas cosas, Nati. No lo sé.
Natalia dejó caer la lima de uñas con un giro dramático y me miró con ojos inquisitivos.
—¿Y si en lugar de esperar a que termine el curso, lo enfrentas? —propuso con una chispa de intriga en sus ojos—. ¿Y si hablas con él de lo que quieres?
Mis pensamientos se detuvieron por un momento, considerando la sugerencia. Pero, ni siquiera sabía lo que quería con él. Era la segunda vez que lo veía, tampoco se trataba de detener al mundo por esto...
—Eso no va a pasar —solté un largo suspiro—. Tampoco es que lo puedo obligar a estar conmigo. O sea, fue bastante claro cuando dijo «ahora soy tu profesor». Esto no es tan simple como enfrentar la situación, romper las barreras entre nosotros y ya.
Se me formó un nudo en el estómago.
—Tú sabes que, si es por mí, cuando alguien me gusta, voy a todas.
—No lo sé, Nati. Es arriesgado, complicado. Podría tener consecuencias graves —respondí con una mezcla de miedo y anticipación—. De todas formas, no lo conozco lo suficiente.
Ella sonrió pícara, como si tuviera un as bajo la manga.
—De eso se trata precisamente, de conocerlo. Esa es la parte divertida, Lara.
Me miró en silencio durante un momento, con una sonrisa atrevida.
—A veces, los mayores desafíos nos llevan a las mejores recompensas —añadió tocándose el pecho, con voz profunda como si estuviera en una obra de teatro.
—No me atrevo —respondí en un tono apenas audible, sosteniendo su mirada con firmeza para que entendiera que para mí esto no era una comedia—. Supongamos que hablamos, nos gustamos, salimos, pero se dan cuenta en la universidad y él se ve perjudicado. No quiero ser parte de algo que le haga mal. Daniel es una buena persona, Nati.
Entonces, su expresión se tornó seria, tomó una profunda bocanada de aire y continuó.
—¿Y si esto es solo el comienzo de algo muy muy bueno? Yo tú probaría con alguna que otra indirecta...
La idea flotó en el aire, dejándome en un dilema entre la seguridad de seguir lo correcto y la tentación de explorar lo desconocido.
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Encuentro en las alturas
Roman d'amourLara se siente perdida en un mundo que parece moverse demasiado rápido para ella. Incapaz de encontrar su lugar en la vida, se sumerge en un estado de desánimo hasta que un encuentro fortuito en las alturas cambia su perspectiva. En uno de sus días...