Capítulo 6

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Nunca me había sentido tan fuera de lugar como hoy cuando llegué a la universidad, como todo un pez fuera del agua. Espero acostumbrarme a esta locura algún día.

Todos a mi alrededor se ven tan, tan jóvenes; como sacados de un catálogo de juventud eterna. Bueno, no es que yo sea un vejestorio tampoco, pero de seguro parezco una novata.

Decidí dejar de caminar con el papel de matrícula en mano, que delataba mi nuevo ingreso. Le tomé una foto a los cursos y desde el celular disimulaba. Ok, veamos:

Lu / Mi – Diseño de interiores – 9:15 a.m.

Lu / Mi – Escritura creativa – 10:45 a.m.

Ma / Ju – Arte culinario básico – 10:45 a.m.

Ma / Ju – Realidad Virtual – 1:15 p.m.

Vi – Teatro – 8:45 a.m.

Me esforcé en preparar una matrícula variada que no contara con prerrequisitos, y ahora, con los dedos cruzados, espero que al menos uno de ellos me atrape. Creo que la primera clase no estuvo mal, aunque admito que discutir el prontuario no despertó en mí una emoción desbordante. Ya quiero entrar en materia: composición y equilibrio, contraste y armonía, escala y proporción... en fin. No pensé que esto me haría tanta ilusión.

Una notificación de Nati interrumpió mi concentración en la matrícula.

Una notificación de Nati interrumpió mi concentración en la matrícula

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Llegué al salón justo a tiempo porque tan pronto me acomodé en el pupitre, llegó el profesor

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Llegué al salón justo a tiempo porque tan pronto me acomodé en el pupitre, llegó el profesor. Mi atención divagaba entre el sonido de su voz, el aroma y su sonrisa. No logré saber qué aspecto me impactó primero.

Como si el destino jugara conmigo, mis ojos se encontraron con Daniel, sosteniendo un maletín en la mano. Mi Daniel.

El tiempo pareció congelarse. Las miradas se cruzaron, y en ese fugaz momento, un inesperado escalofrío recorrió mi espina dorsal. ¿Qué estaba haciendo Daniel aquí, justo aquí?

Encuentro en las alturasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora