22 Liam

151 20 52
                                    

Al llegar al vecindario, puedo notar enseguida que es el mismo donde viven Andrew y Jude. Todo el camino había estado bien, pero estar frente a su puerta me ha puesto de pronto muy nerviosa.

Supongo que debe ser la emoción de conocer al pequeño. Aunque siendo honesta, me asusta un poco toda esta formalidad. Sin embargo, quiero atreverme. Quiero experimentar algo nuevo y eso implica darme esta oportunidad.

En cuanto David abre, veo correr al niño directo a sus brazos.

—¡Papá! ―exclama, con mucha energía y alegría, un pequeño pelinegro que va pulcramente vestido y peinado.

Eso me revela que David decía la verdad en cuanto a que el niño había mejorado bastante.

—Hola, campeón —saluda David al tiempo que lo carga.

—¿Eres Regina? —cuestiona muy emocionado en cuanto me ve sin dejar de abrazar a su padre, asomando su pequeña cabeza por encima del hombro de David, que instintivamente se gira haciendo que el pequeño se incorpore.

—Hola. Sí, soy yo —respondo con timidez.

¡Sí!, ¡Tímida! ¿Qué me pasa?, es solamente un niño.

Y creo que mis nervios se deben a que tal vez me importa mucho su opinión sobre mí.

Vaya, me siento como si estuviera esperando su aprobación. ¿Pero qué digo? Es justo lo que está pasando. Estoy ansiosa por su aprobación.

—¡Súper! —exclama con emoción, al tiempo que David lo deja nuevamente en el piso—. ¿Me dejas abrazarte?

—No veo porque no —respondo sorprendida ante su petición. El niño se acerca y me coloco en cuclillas para estar a su altura. Nunca me habían rodeado unos brazos tan pequeñitos y se siente muy bien.

—Ven, entra —dice separándose de mí extendiendo su mano en mi dirección. De verdad que me ha dejado impactada. Acepto su invitación y mientras él me guía hacia adentro, veo a David sonreír de una manera muy especial—. Siéntate conmigo, me llamo Liam.

—Un placer conocerte al fin, Liam —respondo sentándome en el sofá con él—. Tu papi me ha hablado mucho de ti.

—¡¿En serio?! ¡¿Sí te habló de mí?! —inquiere aún más emocionado—. ¡Tía Ellis! ¡Ven!

—Liam, tranquilízate —pide su papá dejando sus cosas sobre un sofá—. Enseguida vengo —avisa y se encamina por un pasillo, dejándonos solos.

―Papá también me habló mucho de ti.

—¿De verdad? —Él asiente con una hermosa sonrisa y sus ojitos tan abiertos que casi parece un gatito—. ¿Cosas buenas o malas?

—¡Buenas! Dice que eres su novia ¿Es verdad? ―pregunta en un susurro acercándose a mí como si me dijera un secreto.

—Eso creo..., sí —respondo de la misma forma ocultando mi emoción, porque el mencionarlo de forma casi oficial me resulta una nueva sensación, y una muy agradable.

—Es verdad lo que dijo —dice dejándome a la expectativa, porque... ¿Qué pudo haber dicho David sobre mí a un niño de ocho años?

―¿Y puedo saber qué dijo? —pregunto interesada.

—Que eres muy bonita —Sinceramente, no sé cómo reaccionar.

—¡Regina! —saluda Ellis limpiándose las manos en un delantal que lleva amarrado en su cintura, aproximándose por el pasillo seguida de David—. Sabía que volvería a verte pronto —Me pongo de pie y me acerco a saludarla con un beso en la mejilla, pero ella me sorprende con un abrazo.

Fue en un café | Bilogía Destino I | Finalizada ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora