Sus ojos no dan crédito a mi presencia. Era obvio que no me esperaba. Luce tan pálida que hace resaltar de manera exagerada sus ojeras. No debe salir muy seguido, ni dormir bien.
―¿Qué haces aquí? ―interroga sin un solo indicio de alegría por verme, más bien se le nota la irritación que le causa mi presencia.
―¿Qué parece que hago?
―Invadiendo mi espacio —responde caminando de un lado a otro, mordiendo las uñas de una de sus manos, mientras la otra la tiene posada en su cintura.
―Nada de eso. Le pedí a papá que me dejara verte.
―Ese monstruo me tiene aquí secuestrada. ¿Crees que no sé lo que quiere hacer? Va a dejarme aquí abandonada y va a llevarse a mi bebé.
―¿De verdad te importa tu bebé?
―¿Por qué no me importaría?
―No lo sé. ¿Quién es Peter? Margaret.
―¿Él te envió? Ya le dije que este bebé es de Samuel ―menciona con intención de hacerme sentir mal.
―No. Él no me envió, pero sí me buscó porque quería una prueba de paternidad. Si estás segura de quién es, ¿por qué se la negaste?
―¿Quería? ¿Ya desistió de eso? ―cuestiona intrigada con una sonrisa burlona, que no se molesta en ocultar.
―Forzosamente. Él sufrió un accidente y lamentablemente no salió con vida.
―¿Qué? ¿Qué fue lo que le ocurrió? ―pregunta con preocupación esta vez.
―Un accidente de auto.
―No. No es verdad, él es un buen chico... Él..., no-no se metía en problemas con nadie ―susurra agachando su cabeza. Cubriendo involuntariamente su rostro con la cascada de cabello negro.
―Fue un accidente que a cualquiera le pudo pasar. Es decir, no fue culpa de él. Un tráiler lo embistió.
―No quería que le pasara nada ―lamenta fijando su mirada en el piso, como si yo no estuviera presente y se lo reprimiera a ella misma.
―Pero le sucedió. ¿Sabes que ahora tu bebé crecerá solo? Samuel también se ha ido.
―¡No es verdad! —replica regresando la mirada furiosa hacia mí.
―Oh, sí, lo es —miento adentrándome a la habitación, observando cada rincón del sitio que la mantiene prisionera—. Conoció a otra mujer y se fue del país.
―Eso no es verdad. Lo que pasa, es que me tienes rencor porque te quité a Samuel.
―Obvio que te guardo rencor ―respondo con aire de incredulidad por su suposición tan obvia―. Destruiste mi matrimonio, ¿por qué no lo haría? ¿Creíste que aplaudiría tus acciones? Pues no, Margaret. Vine aquí para decirte en la cara que nada de lo que hiciste funcionó, al menos no para ti. Él se fue y tú estás sola.
―Así que viniste hasta aquí para verme derrotada.
―No. También vine hasta aquí para conocer los motivos que te llevaron a hacerme eso. ¿Por qué, Margaret? ¿Por qué me odias tanto?
―Tú siempre tuviste todo, Regina. Papá siempre te dio todo lo que deseabas. Te hizo una persona importante, y ni hablar de Jeremy. Pero, ¿y yo? Yo era solamente una niña a la que nadie notaba en esa casa. ¿Sabes quién me hacía sentir importante? Samuel. Él se interesaba por mí. Me preguntaba cosas sobre mí y fue que me di cuenta de que alguien dentro de esa casa me notaba.
―¿Y decidiste robarte a mi esposo solamente porque fue amable contigo?
―Yo sabía que ustedes querían tener hijos y si eso pasaba, yo no tendría oportunidad con él. Así que me adelante a los hechos, pero en esa ocasión nos interrumpiste.
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Fue en un café | Bilogía Destino I | Finalizada ✔
RomanceDespués de encontrarse con una escena que le destrozó el corazón, Regina Mills decide huir a un nuevo lugar donde nadie la conoce. Empezar de cero le ha funcionado por algún tiempo, pero no es algo que vaya a durar mucho cuando su pasado la acecha.