13 Las cartas sobre la mesa

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El olor a tocino y hot cackes, me despierta. Me siento tratando de mantener los ojos abiertos, pero antes de que caiga en cuenta, la alarma de mi celular comienza a sonar y decido apagarlo. Vuelvo a percibir el olor que me abre el apetito.

Recuerdo la noche anterior, y dejo escapar un suspiro.

Llego a la cocina y tomo un pedazo de tocino frito llevándolo a mi boca, después me recargo en una de las encimeras.

—Buenos días —saludo.

—Buenos días, amor.

—¿Sigues teniendo sazón? —Voltea a verme con los ojos entrecerrados, y con media sonrisa de lado.

—Ya lo comprobarás por ti misma, no creo que eso haya cambiado nada ―Después de una pausa, continúa―. Sigues viéndote hermosa, así despeinada y adormilada.

Ruedo los ojos y me acerco a la ventana.

—Se ha calmado la lluvia, ya te puedes ir.

—Primero desayunaremos juntos. Después te llevo a tu trabajo, y por último me voy al hotel. Puedo encargarme de tu auto, solamente dime donde se encuentra el taller.

―Puedo encargarme yo.

―Vamos, amor. No tiene nada de malo que quiera ayudarte. Te lo repito, no soy tu enemigo.

―Sé muy bien que no eres mi enemigo, Samuel, pero me encargaré yo misma de eso.

―Bien, como quieras.

Accede por fin. No quiero que sepa lo de mis vacaciones, o no me lo quitaré de encima todo el día, y posteriormente, toda la semana.

Así que iré allá, me haré tonta vagando por los pasillos y citaré a Shane ahí. Será mejor dejarle las cosas claras también.

—¿Has pensado en algo de lo que hablamos? —pregunta acercando un par de platos servidos con el desayuno a la mesa.

—No. No pienso dejar esto, Samuel ―aclaro mientras me siento―, puedo hacer cosas sin que mi padre esté supervisándome. No arruines el desayuno, por favor.

—De acuerdo.

―Gracias.

Al terminar, me voy a mi habitación para ducharme, y le envió un mensaje a Shane diciéndole que estaré en el mall muy temprano. Me responde que me buscará allí. Salgo del baño y me visto con algo cómodo mientras me pienso una posible excusa de por qué no llevo un atuendo serio.

 Salgo del baño y me visto con algo cómodo mientras me pienso una posible excusa de por qué no llevo un atuendo serio

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―¿Piensas ir así? ―pregunta al verme.

―Sí. Hoy tengo un curso con los nuevos ingresos ―miento. Jamás me he encargado del personal ni gestiono los nuevos ingresos.

Por su cara no se lo cree del todo, pero no dice nada. Agradezco eso.

Durante el camino me platica de la resolución que tuvieron los casos que dejé cuando decidí construir mi propio camino, y no me quejo. Me sirve para no volver a tocar el tema de regresar.

Fue en un café | Bilogía Destino I | Finalizada ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora