No puedo explicar la gran emoción que estoy experimentando. Doc nos indica el estado del bebé y tras poner sus latidos en altavoz, hace que los míos se emocionen y salten de alegría.
No puedo contener las lágrimas, David no me ha soltado la mano.
Agradezco que esté aquí conmigo compartiendo este momento tan maravilloso. Volteo para verlo cuando Doc me limpia el gel con una pequeña toallita, y me sonríe.Extrañaba ese color único de sus ojos y esa mirada que me hace estremecer. Su sonrisa contagiosa, y su aroma.
Doc sale de la habitación dejándonos solos.
—Bonita, perdóname. Me comporté como un idiota en la última llamada que tuvimos. Estuve fuera de lugar, sé que tú jamás harías nada que me lastimara.
—No, jamás lo haría. David, aún estoy un poco confundida, no recuerdo mucho de lo que ocurrió, tengo vagos recuerdos.
—Ya recordarás poco a poco.
—¿Cómo es que sabes...? ¿Cómo es que...?
—Fue tu ex, el día del accidente me llamó por la mañana, lo cual me extrañó. Supongo que debió conseguir el número de ti. O lo que es más probable, él mencionó que sabían todo lo que hacías y con quién te relacionabas. El caso es que, me llamó y dijo: Felicidades, vas a ser papá. Me quedé mudo, me explicó cómo es que lo supo. Después dijo que viniera porque estaban haciendo cosas que podrían ponerte en peligro y finalizó advirtiendo que, si no yo no venía a él no le importaría hacerse cargo.
―Doc es muy profesional, no se lo dijo. Debió ser Samuel quien adivinó y entonces Doc no pudo ocultarlo. No me lo confirmó, pero por lo que me dijo lo intuyo.
—¡¿Reggi?! —pregunta Jeremiah asomando la cabeza. Al verme, sonríe y se acerca al tiempo que David se hace un lado.
Mina y Samuel entran detrás de él. Me sujeta la mano apretándola sin llegar a lastimarme, y acaricia mi mejilla.
—Cuando me dijeron, corrí hasta acá. ¿Cómo te sientes?
—Pues, me han dicho que soy un milagro.
—No sabes que susto me diste, Reggi. Creí que no la contarías.
—¿Tan poca fe me tienes, Jeremy?
—Tonta.
—Ah, Jeremy, él es David.
—Sí. Lo sé, Reggi. Ya tuvimos el gusto ―anuncia volteando a verlo.
—¿Y papá?
—Trabajando, sabes que a él nada lo para de trabajar. Aunque se puso como loco y dejó su oficina hecha un desastre. Tienes que recuperarte, Reggi. No podemos dejar pasar más tiempo. Él comienza a sospechar.
—Ni lo digas, mírame donde estoy. El atentado era para Samuel.
—¿Qué hacías tú en el auto de Samuel?
—Papá le llamó para que le llevara unos papeles, yo me ofrecí a llevarlos. Quería husmear un poco en la oficina del juzgado.
—Ya se lo había dicho, pero se parece tanto a ti, amor —aclara Samuel, que permanece recargado en un mueble con los brazos cruzados.
—Reggi, debiste consultarme antes. Allá no hay nada.
—Ya te habías encargado tú de eso, ¿cierto? —aclaro con una sonrisa desganada y él asiente.
—¿Y te costaba mucho decirlo? —cuestiona Samuel incorporándose para acercarse al pie de la cama donde recarga ambas manos—. Estuviste allí con Penny y Derek, ¿era tan difícil mencionarlo? Pasamos horas hablando de sitios que pudieran contener información. Sitios descartables y que ya habíamos revisado.
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Fue en un café | Bilogía Destino I | Finalizada ✔
RomanceDespués de encontrarse con una escena que le destrozó el corazón, Regina Mills decide huir a un nuevo lugar donde nadie la conoce. Empezar de cero le ha funcionado por algún tiempo, pero no es algo que vaya a durar mucho cuando su pasado la acecha.