27 Pittsburgh, Pennsylvania

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David insistió en traerme y durante el trayecto me recordó lo de ver al médico y mantenerme comunicada.

Le envío un mensaje a Mina avisándole, y a Raymond para que avise a la compañía de mi ausencia.

En cuanto a Samuel, se negó a venir con nosotros y eso que yo lo sugerí. David, aunque no muy convencido, acepto en traerlo, pero finalmente Samuel decidió tomar un taxi y David dijo que sería mejor. Y en eso estuve de acuerdo, ya que no tenía el humor de escuchar cómo se contradicen y se provocan.

La sobrecargo que está encargada en revisar los pasajes y dar el pase al abordaje, me desea un buen viaje. Como si eso fuera posible...

Miro por encima de mi hombro, pero no veo a Samuel. Así que, sin cuidado avanzo. No pienso esperarlo.

Busco mi asiento, el cual mi padre tuvo el cuidado de que fuera en primera clase; era de esperarse. En fin. Me siento y me acomodo, verifico mi celular y encuentro el primer mensaje de David. Suspiro mientras le respondo. Las personas siguen subiendo, buscando asientos y guardando sus bolsos en los maleteros. Samuel por fin aparece y como era de esperarse, se sienta a mi lado.

―Será un agradable viaje, solo relájate ―dice recargando la cabeza en el respaldo del asiento mirando hacia mí.

―Lo único que quiero es que pase esta pesadilla.

—Lo sé, y no me gustaría recordártelo, pero te lo dije. Y hay aún más cosas que quiero decirte, pero no lo haré hasta estar cien por ciento seguro.

—¿Sobre qué? —inquiero curiosa.

—Te lo diré, solamente ten paciencia. Estoy por averiguarlo todo.

―Podría ayudarte si me lo dijeras, agilizaríamos el asunto y terminaríamos rápido con esto.

―No. No quiero que te involucres innecesariamente. Aunque sería agradable volver a trabajar juntos como antes.

—Samuel, ¿sabes qué le pasó a mi madre? ―pregunto cambiando el tema.

—¿De verdad quieres escucharlo de mí?

—No estaría preguntándotelo, ¿no crees?

—Ella... —Hace una pausa, lo piensa un poco y continúa tras tomar un poco de aire—, se suicidó.

—¿Qué? ¡No!, ella jamás haría algo así.

—Lo hizo. Jeremiah la encontró en la tina del baño, desangrándose. —Mi cara de horror lo hace mirarme con tristeza—. Cuando llegaron los paramédicos, ya era tarde.

No puedo evitar llorar. ¿Qué motivo tendría mi madre para querer quitarse la vida? Siento los brazos de Samuel rodeándome, como si me protegiera de algo.

Se siente cálido, tan familiar.

No me reconforta del todo, pero su gesto me ayuda para poder llorar sin llamar tanto la atención.

—Espera, ¿los paramédicos? —inquiero sorbiendo la nariz y limpiando con mis manos las lágrimas—. ¿Por qué esperaron a que llegaran? ¿Por qué no la llevaron directamente al hospital?

—Jeremiah avisó a tu padre en cuando la encontró. Él dio la orden de que esperaran a los paramédicos.

—No es posible —murmuro.

—Es tu padre.

—¿Cuándo fue?

—Antier por la noche. Jeremiah me llamó cuando los paramédicos se la llevaron a la morgue. Fui a la casa y tu padre ya me esperaba con los boletos de avión.

Fue en un café | Bilogía Destino I | Finalizada ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora