―Lamento llegar así de repente ―digo con pesar―, pero juro que un momento más allí, y me habría desmayado.
―¿Qué pasó exactamente? ―pregunta Raymond después de dar un sorbo a su vaso.
Un chico de los que atienden el lugar se acerca con algunos vasos de espumosa cerveza y deja uno en la mesa. Le agradecemos y se va.
―Básicamente, me hicieron quedar en ridículo y como una completa imbécil.
―¿Pero quién?
―Es el mismo hotel donde se hospeda Samuel. ¿Tú quién crees?
―Vamos despacio, tenemos toda la noche ―dice Mina.
―Bien. Llegué y lo primero que veo es a Susan colgada de David.
―¿Qué hacía...? ―interrumpe Raymond, pero con la mano le hago seña de que me deje continuar.
―Casi enseguida de esa sorpresa, me encuentro con Samuel y como ya me habían visto, nos acercamos a la mesa. Juro que fue más por educación que por cualquier otra cosa. Susan escupió veneno tanto como pudo, diciendo que yo había dicho que era divorciada. Y el idiota de Samuel dijo que estábamos reconciliándonos. Finalmente, me presentó con el dueño del hotel como su esposa.
Y concluyo con un largo trago a mi cerveza.
―Mierda ―menciona Mina con los ojos muy abiertos.
―Así es. Mierda. ¿Pero saben qué fue lo más chistoso? ―Ambos niegan con la cabeza―. Saber que el aclamado Samuel Collins, experto en derecho penal, el defensor que en ocho años de carrera no ha perdido un solo juicio, anda metido en litigios menores por fraude ―Suelto una carcajada―. Nunca en su vida lo imaginé en esa posición.
―¿Qué hay de malo en eso? ―inquiere Raymond.
―Que ha caído en lo más bajo. Cada caso que Samuel tomaba no era cualquier caso. No... Eran casos complicados que un defensor promedio perdería en su primera audiencia. Pero Samuel no, él puede llevar a un jurado hasta el límite y conseguir de los jueces las penas máximas.
―Tal vez ya se aburrió ―divaga Mina.
―¿Por qué estaría Susan con ellos? ―cuestiona Raymond―. Entiendo que forma parte del círculo, pero si lo pensamos bien, no creo que tenga nada útil para aportar en un evento de caridad.
―La invitó Rose, eso es lo más seguro. El resto, ¿qué importa?
―Pues hay un gran malentendido aquí, Regina ―defiende Raymond―. Algo debió pasar. Además, ustedes se dijeron que se gustan. Te lo dijo.
―¿Y eso qué? Pensándolo bien, pienso que es lo mejor. Si mis sospechas son acertadas, mi padre no tardará en hacerme frente cuando Samuel le diga que no logró hacerme volver y para evitar eso, tendría que despedirme de ustedes y todo lo que he logrado aquí. Eso incluye a David.
―Entonces, te harán regresar.
―No.
―Pero estás diciendo que tendrás que despedirte de nosotros.
―Sí, porque me iré de Michfield, pero no regresaré con ellos. Me iría a otro lugar donde no puedan encontrarme. Sparkle tal vez.
―No tienes que pasar tu vida huyendo, amiga ―dice Mina.
―Sabes cómo es mi padre, Mina.
―Insisto en que debes hacerles frente, Regina. No debes tener miedo ―ánima Raymond.
―Como sea, ya estás con nosotros ―interrumpe Mina cambiando la conversación―. Eso es lo importante. Aquí venimos a divertirnos. Mira a tu alrededor, Regina. No hay víboras como esa mujer que te amarguen la noche. No hay padres controladores, ni exesposos fastidiosos. Pero quizá encuentres un nuevo David aquí.
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Fue en un café | Bilogía Destino I | Finalizada ✔
RomanceDespués de encontrarse con una escena que le destrozó el corazón, Regina Mills decide huir a un nuevo lugar donde nadie la conoce. Empezar de cero le ha funcionado por algún tiempo, pero no es algo que vaya a durar mucho cuando su pasado la acecha.