Capitulo 37

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Fue en ese instante que un ligero crujido en la esquina del pasillo llamó nuestra atención. Giramos la cabeza y nos encontramos con la figura del padre de April, quien había estado escuchando inadvertidamente nuestra conversación.

—¡Oh, hola! —saludó el padre de Abril con una sonrisa, como si no hubiera escuchado nada fuera de lo común. Pasó a nuestro lado y continuó hacia la casa, dejándonos atónitas.

Gabriela me miró con ansias. —¿Crees que nos haya escuchado?

Me encogí de hombros, también nerviosa. —No lo sé, pero deberíamos tener más cuidado. Otro drama es lo último que Abril necesita en este momento. 

— A mi que me importa ella, lo digo por mi ¿El es el que si entiende bien el español o es el otro? — responde con toda tranquilidad refiriéndose al padre de Abril.

— ¡ay Gabriela! sinceramente ya no sé qué pensar de ti... mejor voy a llamar a mateo para que pase por mi — decepcionada me alejo de ella y me dispongo a escribirle a mi novio y de paso ir a despedirme de los chicos.

Narra Abril*

En la sala de estar, rodeada de mis amigos y con el peso de la noticia del cáncer aún resonando en el aire, vi entrar a mi padre con una expresión de sorpresa. Sus ojos recorrieron la habitación, tomando nota de la inusual reunión.

—¡Hola a todos! ¿Ya todo está bien? Hace mucho no los veía por aquí — preguntó, su tono lleno de curiosidad.

—Sí, papá, todo está bien. Solo estamos pasando tiempo juntos —respondí con una sonrisa, agradecida de verlo.  —¿Todo bien, papá? —pregunté, notando que había algo en su expresión que denotaba algo más.

Él asintió con una sonrisa. —Sí, querida, todo está bien. Solo necesitaba tomar algo de aire. ¿Cómo estás tú?

— Estoy bien, gracias por preguntar. Mis amigos han estado aquí para apoyarme —respondí, sintiendo un vínculo reconfortante con todos a mi alrededor.

Mi padre miró a los amigos que llenaban la sala con una expresión agradecida. —Estoy agradecido de que Abril los tenga en su vida. Su apoyo significa mucho para ella y para nosotros.

Las palabras de mi padre resonaron en el aire, y mis amigos asintieron con sonrisas solidarias. 

—Bueno les pido un permiso. Continúen disfrutando su tiempo juntos. —Se dirigió hacia la puerta de su habitación, pero antes de entrar, en inglés, le dijo a mi otro papá algo que no pude evitar escuchar.

"Necesito hablar contigo. hay algo importante que debemos discutir".

Mi curiosidad se despierta, pero decidí dejar esa conversación en privado entre mis padres. Con un suspiro de alivio, me volví hacia mis amigos.

—Bueno, ¿dónde estábamos? —pregunté, tratando de retomar la ligereza en la conversación. Mis amigos respondieron con bromas y risas, y durante un tiempo, el mundo exterior se desvaneció mientras nos sumergíamos en la camaradería que tanto necesitábamos en ese momento.

La conversación se volvió animada y llena de chistes y anécdotas divertidas. Martin, con su habitual ingenio, hizo un comentario sarcástico que nos hizo reír a carcajadas, mientras Kenia y Susana intercambiaban bromas amistosas.

De repente, Villamil, con su típica sonrisa pícara, miró hacia mí y dijo: — Oye, Abril, ¿recuerdas aquella vez que..."

Antes de que pudiera terminar su frase, lo interrumpí con una mirada juguetona y le dije: "Oh, por favor, Villamil, no empieces con las historias vergonzosas de nuevo. ¡Tengo suficientes de esas!"

A Un Paso De La Luna - Juan Pablo Villamil {morat} (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora