Capitulo 64

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Después de despedirme de mis padres, aunque no sin desear poder haber visto a mi hermano, me fui rumbo a casa. Sabía que estaba en Londres con mis abuelos y que lo vería en algún momento, pero hubiera sido reconfortante tenerlo cerca hoy. Estaba agotada emocionalmente por todo lo que había pasado, pero, en lugar de dejar que la tristeza me envolviera, decidí distraerme un poco cuando llegué a casa. El silencio de la casa, aunque tranquilo, me resultaba pesado.

Al entrar, sentí una repentina necesidad de refugiarme en el miniestudio de grabación que tenemos en casa. Ese espacio siempre ha sido especial, repleto de recuerdos, de momentos en los que Villamil y yo compartimos nuestra pasión por la música. Aunque él es el verdadero músico de la familia, a veces me gusta tomar su guitarra, incluso si no la toco ni la mitad de bien. Hoy, por alguna razón, me apetecía hacerlo.

Luna estaba despierta, sonriendo desde su cuna, tan tranquila como siempre. Su presencia me llenaba de calma, como si con solo mirarla pudiera olvidarme de mis miedos, aunque fuera por unos minutos. Cogí su guitarra, sintiendo el peso familiar en mis manos. No la tocaba tan a menudo, pero sabía lo suficiente como para rasguear algunos acordes. En el rincón del estudio, una cámara llamó mi atención. Decidí tomarla también, queriendo capturar este momento, no para nadie más, sino para nosotras.

Salí al jardín, mi lugar favorito. El enorme sofá allí siempre me había parecido el lugar perfecto para descansar, y hoy no era la excepción. Colocando a Luna a mi lado, la miré y me di cuenta de lo mucho que necesitaba estar presente para ella, para disfrutar cada momento que aún teníamos juntas. Coloqué la cámara sobre una mesita cercana, la ajusté y comencé a grabar. Necesitaba hablar, aunque fuera solo para el futuro.

—¡Holaa! —dije con una sonrisa en la cara, sabiendo que mi voz sonaba más alegre de lo que realmente me sentía—. Soy Abril, y la que ven aquí es mi hermosa hija, Luna. Miren qué bonita es.

Desvié la mirada de la cámara hacia mi bebé, que me devolvía una sonrisa amplia, inocente y perfecta. Sentí cómo mi corazón se llenaba de amor puro.

—Bueno... para los que no saben, Lunita viene de una familia de artistas —añadí, medio en broma—. Luna, no es por ponerte presión ni nada, pero la música ha estado en tu vida incluso antes de que nacieras.

Reí suavemente, pensando en lo maravilloso que sería ver a Luna crecer, elegir su propio camino. Toqué suavemente la guitarra, sintiendo cómo las cuerdas vibraban bajo mis dedos.

—Aunque, igual si decides ser una gran científica, economista o lo que sea, no me voy a quejar —dije, riendo un poco más—. Seré la mamá más orgullosa del mundo porque te amo demasiado.

Me quedé mirando a Luna un momento, perdida en sus ojos, imaginando un futuro en el que ella podría ver estos videos, donde podría conocer a la madre que hice lo imposible por ser. De repente, escuché un ruido detrás de mí, seguido por una voz familiar.

—¿Ahora te volviste youtuber? —era Villamil, que al parecer ya había llegado a casa sin que yo me diera cuenta.

Di un pequeño salto, sorprendida, girándome rápidamente hacia él.

—¡Ay! ¿Cuánto tiempo llevas aquí? —le pregunté, tratando de no mostrar lo nerviosa que estaba.

Él sonrió, divertido.

—Lo suficiente —respondió mientras se acercaba a nosotras. Me dio un beso rápido en los labios antes de inclinarse hacia Luna para saludarla.

Luna lo miró con esos ojos brillantes que solo los bebés tienen para sus padres, y Villamil le hizo una pequeña caricia en la mejilla, con esa ternura que siempre había demostrado hacia ella. Yo, aún con la cámara grabando, no pude evitar sonreír.

A Un Paso De La Luna - Juan Pablo Villamil {morat} (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora