Capitulo 63

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La doctora Morales hizo una pausa. No sabía cómo decírmelo, y eso solo intensificó mi ansiedad. No estaba preparada para esto.

—¿Tan grave es? —repetí, mi voz subiendo un tono, desesperada por una respuesta clara. Mi mente estaba en caos, tratando de comprender cómo habíamos llegado a este punto—. ¿Pero cómo? Si nunca me descuidé... ni siquiera sentí los síntomas... —dije, sin entender qué había pasado. En mi cabeza todo encajaba perfectamente antes, pero ahora todo se desmoronaba.

La doctora Morales suspiró y se sentó en el borde de la cama, intentando encontrar las palabras correctas.

—Abril, a veces los síntomas son difíciles de detectar, especialmente en etapas tempranas. Algunas veces pueden ser tan sutiles que se confunden con otras cosas, como el estrés o el cansancio, que ya sabemos que tenías debido al embarazo. No es inusual que las señales no aparezcan de manera clara, y en tu caso, es probable que simplemente pasaron desapercibidas.

Mis manos temblaban, pero traté de mantenerme firme.

—¿Y qué probabilidad tengo de... de recuperarme? —pregunté, aunque el aire se hacía más denso con cada palabra.

La doctora me observó, consciente de que mi mente ya estaba corriendo a mil por hora.

—Abril, por eso necesito verte en mi consultorio. Debemos estudiar todo con calma, hacer más pruebas y determinar el mejor curso de acción. Pero te lo diré ahora, no quiero que tomes decisiones apresuradas. Hay opciones, pero necesitamos tiempo para explorarlas.

Sentí un vacío en mi estómago. No quería oír más. No quería perder más tiempo encerrada en un hospital, no cuando Luna estaba aquí, cuando acababa de nacer y todo lo que yo deseaba era estar con ella, con Villamil, formar recuerdos... no pasar mis días esperando resultados médicos.

—No quiero... —dije, casi en un susurro, mientras las lágrimas se acumulaban detrás de mis ojos—. No quiero pasar mi tiempo en un hospital sabiendo que puedo estar con mi hija... quiero aprovechar lo que tengo. No sé cuánto me queda, y no quiero perder ni un minuto.

La doctora dio un paso más cerca, inclinándose un poco para mirarme directamente a los ojos.

—Abril, entiendo que te sientas así, pero es por tu bienestar. Si tomamos el tratamiento a tiempo...

—Pero nada me garantiza que voy a sobrevivir, ¿verdad? —interrumpí, con la voz entrecortada, luchando por mantener la compostura—. No hay garantías, ni siquiera con todo lo que puedan hacer.

La doctora guardó silencio por un momento, como si estuviera buscando las palabras exactas para no destruirme.

—Lo que puedo decirte es que, cuanto antes actuemos, mejor serán tus probabilidades. Y si quieres verla crecer... si quieres pasar el mayor tiempo posible con Luna, entonces necesitamos actuar ya, Abril.

Bajé la mirada, el corazón me dolía. Ver a Luna, tan pequeña y perfecta, me hacía sentir una mezcla de amor absoluto y desesperación. ¿Cómo era posible que esto estuviera sucediendo justo ahora? No podía... no podía soportar la idea de que el tiempo con ella se pudiera acortar tanto.

—¿Villamil lo sabe? —preguntó la doctora en un tono casi inaudible, pero directo.

Negué con la cabeza de inmediato.

—No... nadie lo sabe. Y te pido, por favor... no se lo digas.

La doctora frunció el ceño.

—Abril, necesitas apoyo. No puedes atravesar esto sola, y Villamil tiene que saberlo. Él estaría contigo en cada paso...

A Un Paso De La Luna - Juan Pablo Villamil {morat} (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora