A Un Paso De La Luna - Juan Pablo Villamil {morat} (Sin Editar)

Capitulo 58

El mundo pareció detenerse cuando vi a Aarón parado frente a la puerta. No lo había visto en años, y mucho menos esperaba que apareciera en mi casa, en este momento de mi vida. El aire se llenó de una tensión que casi podía tocarse, y fue Villamil quien rompió el incómodo silencio con una sonrisa que rápidamente desvaneció cuando Aarón habló.

—Ah... estás embarazada —dijo Aarón, con una mezcla de sorpresa y algo más que no pude identificar. Luego, giró hacia Villamil—. Y tú eres el papá, ¿verdad?

Villamil asintió con esa sonrisa medio divertida que siempre tenía cuando la situación se salía de lo esperado, mientras me acercaba para saludar a Aarón. La incomodidad seguía presente, pero no quería ser grosera.

—Cuánto tiempo, Aarón —dije, intentando sonar casual—. Pasa.

Él entró con cierta vacilación, sus ojos recorriendo la casa antes de fijarse en mí de nuevo. Villamil lo observaba con cautela, como si estuviera evaluando sus intenciones. No lo culpaba; la última vez que Aarón había estado en mi vida, las cosas no habían terminado bien.

—¿Cómo supiste dónde vivíamos? —preguntó Villamil, cruzando los brazos con una expresión neutral.

—Fui a tu anterior apartamento y me dieron la información —respondió Aarón, encogiéndose de hombros.

—Okey —dije, asintiendo lentamente—, pero intenta no decirle a nadie dónde vivimos, ¿sí?

Aarón arqueó una ceja, claramente intrigado.

—¿Por qué?

Villamil y yo intercambiamos miradas antes de que yo respondiera, tratando de sonar casual, aunque la verdad era otra.

—Solo por seguridad.

Él pareció aceptarlo por el momento, pero antes de que pudiera continuar con las preguntas, fui al grano.

—Bueno, ¿para qué querías verme?

Aarón respiró hondo, mirando a Villamil por un momento antes de responder.

—Es algo privado.

Villamil rodó los ojos, y no pude evitar soltar una pequeña risa. Ese gesto me recordó tanto a las primeras veces que Aarón siempre se aparecía sin avisar, interrumpiendo momentos importantes, antes de que Villamil y yo siquiera fuéramos pareja. Pero ahora era diferente.

—Lo que sea que tengas que decirme, lo puedes decir con Villamil presente —le dije, seria.

Aarón asintió, aunque claramente incómodo.

—Está bien. Es sobre tus padres...

Mis ojos se entrecerraron, el estómago se me hizo un nudo.

—¿Y ahora qué pasó? —pregunté, ya temiendo la respuesta.

Aarón me miró con una mezcla de sorpresa e incredulidad.

—¿Por qué nunca me dijiste que ellos eran tus padres?

Suspiré, tratando de encontrar una respuesta que no sonara defensiva. Señalé a Villamil, buscando apoyo.

—Pregúntale a él cuánto tardé en decirle quiénes eran mis padres.

Villamil, siempre dispuesto a seguirme la corriente, soltó una risa seca.

—Jmm, bastante tiempo, diría yo.

Aarón frunció el ceño, pero sacudió la cabeza.

—Eso no es lo importante ahora. Ustedes saben cómo es la industria... los chismes vuelan. Pues hoy en la mañana, cuando llegué al trabajo, escuché que una revista está preparando el escándalo del año. En las oficinas creen que es solo un rumor, pero ahora que te lo he preguntado, ni siquiera lo negaste.