A Un Paso De La Luna - Juan Pablo Villamil {morat} (Sin Editar)

Capitulo 65

"Con el tiempo entenderás que es amor, puro amor..."

Narra Villamil*

Había visto a Abril llorar muchas veces, especialmente en estas fechas. Era algo que ya todos entendíamos, no necesitaba explicación. Pero esta vez... esta vez se sintió diferente. Sentir cómo se aferraba a mí, cómo su cuerpo temblaba mientras lloraba, me dejó con un nudo en el pecho. Sabía que algo no estaba bien. Aunque intenté calmarla, sabía que sus lágrimas no eran las mismas de siempre.

La abracé más fuerte, sintiendo cómo su respiración entrecortada chocaba contra mi pecho. Mi mente daba vueltas. ¿Qué le pasaba? ¿Por qué "lo siento"? Esa frase me quedó retumbando en la cabeza. ¿Por qué tendría que disculparse?

No insistí más. No era el momento. A veces, lo único que puedes hacer es estar ahí, sin más preguntas. Y aunque mis instintos me decían que había algo grande detrás de esas lágrimas, decidí dejarlo pasar por ahora. Le acaricié el cabello, besé su frente y le susurré que todo iba a estar bien, aunque, en el fondo, esa incertidumbre me estaba comiendo por dentro.

Cuando sus lágrimas finalmente comenzaron a calmarse, sentí cómo su cuerpo se relajaba un poco en mis brazos. Pero ese alivio fue temporal. Había algo que no estaba viendo, algo que me estaba ocultando, y aunque confiaba en ella, no podía evitar preguntarme qué era lo que la estaba atormentando.

Después de ese abrazo largo, nos unimos nuevamente a los demás, tratando de seguir con la celebración. La música seguía sonando, las risas y los brindis se mezclaban con el sonido de los cohetes en el cielo, pero yo no podía concentrarme del todo. Cada vez que la miraba, veía algo en sus ojos, una tristeza que intentaba disimular con sonrisas, pero que no podía esconder del todo.

Abril siempre había sido fuerte, siempre enfrentando las cosas de frente, pero esta vez... esta vez algo se sentía diferente. Y lo peor de todo era que no sabía qué era.

A lo largo de la noche, mientras los abrazos de Año Nuevo continuaban y los buenos deseos volaban entre amigos y familia, no podía dejar de pensar en lo que había pasado. Esa disculpa, esas lágrimas. Algo estaba mal, y aunque no lo dijera en voz alta, yo lo sentía. Abril me estaba ocultando algo, y aunque sabía que debía darle su espacio para que lo compartiera cuando estuviera lista, la ansiedad comenzaba a tomarme. ¿Qué estaba pasando realmente?

Me encontraba atrapado entre dos mundos: el de la felicidad de esa noche especial y el de la preocupación creciente que no me dejaba en paz. Quería creer que todo iba a estar bien, que sus lágrimas eran solo el resultado de la emoción del momento, pero algo me decía que esto iba mucho más allá.

Volví a mirar a Abril, que ahora estaba hablando con su Simon y sonriendo. Esa sonrisa que siempre me hacía sentir que todo estaba en su lugar. Pero esta vez, aunque lo intentaba, no lograba sentir esa paz. La amaba más que a nada en este mundo, y si algo la estaba afectando de esa manera, necesitaba saberlo. No podía quedarme de brazos cruzados mientras algo —lo que fuera— la estaba lastimando.

El resto de la noche transcurrió entre abrazos y brindis, pero mi mente seguía volviendo a ese momento en el que la vi derrumbarse entre mis brazos. Cuando finalmente todos se fueron a dormir y el silencio de la madrugada cayó sobre nosotros, me quedé despierto un rato más, mirando el techo y dándole vueltas a todo.

Decidí que no la iba a presionar. Abril era libre de contarme cuando estuviera lista. Pero mientras tanto, yo iba a estar allí, a su lado, asegurándome de que supiera que no importaba lo que fuera, no tendría que enfrentarlo sola.

Al final, me dormí con un pensamiento fijo en mi mente: tenía que ser paciente, pero no podía seguir ignorando esa sensación. Abril era mi todo, y fuera lo que fuera que estaba pasando, íbamos a enfrentarlo juntos.