El tiempo pasaba lento, desesperantemente lento. Cada segundo que el reloj marcaba era una tortura. Sentía como si el aire del hospital fuera cada vez más pesado, sofocante. No podía pensar en otra cosa que no fuera Abril, su mano soltándose de la mía, los médicos trabajando frenéticamente, y yo, incapaz de hacer algo para ayudarla. Todos esperábamos en silencio, las caras largas, el nerviosismo reflejado en cada mirada. Mis amigos, nuestras familias... estaban todos ahí, aunque no podían comprender completamente el caos que había vivido minutos antes.
Finalmente, las puertas dobles de la sala se abrieron, y un doctor con el rostro serio salió, mirando hacia el grupo.
—¿Familiares de Abril Stevens? —preguntó, su tono profesional pero no alarmante.
De inmediato, todos nos levantamos, como si de alguna forma nuestros cuerpos fueran atraídos hacia él por una mezcla de esperanza y miedo. Mi corazón latía descontrolado, y sentí las manos temblando nuevamente. Di un paso al frente, intentando mostrarme fuerte aunque por dentro estaba al borde de un colapso.
—Yo... soy su esposo —dije, mi voz más débil de lo que esperaba.
El doctor asintió, con un aire de empatía en su mirada.
—Su esposa sufrió una crisis debido al estrés y la ansiedad acumulada durante el parto. Entró en un estado crítico por un breve momento, pero nuestros médicos lograron estabilizarla. No está en peligro, pero debido a su condición, permanecerá bajo observación esta noche. Si todo sigue bien, es posible que le demos el alta mañana por la mañana.
Un suspiro colectivo se escapó de los presentes. Todos soltamos el aire que habíamos estado conteniendo. El alivio fue palpable, aunque una parte de mí seguía tensa, esperando que hubiera algo más, que todo fuera aún más complicado. Quería hacer más preguntas, entender mejor lo que había pasado, pero lo único que importaba en ese momento era que Abril estaba estable.
—¿Puedo verla? —pregunté, necesitando confirmar con mis propios ojos que estaba bien, aunque fuera solo por un instante.
El doctor negó con la cabeza, pero su expresión era comprensiva.
—Todavía no. Aún no ha despertado, y necesitamos darle más tiempo. Le avisaré en cuanto esté lista para recibir visitas.
Mi estómago se encogió al pensar en Abril sola en esa habitación, dormida, sin saber lo que había ocurrido. ¿Cómo iba a reaccionar cuando despertara? ¿Volvería a sentirse igual de asustada? Pero antes de que pudiera seguir dándole vueltas a esas preguntas, recordé otra cosa que me carcomía desde que había salido de la sala de parto.
—¿Y mi hija? —pregunté, casi en un susurro. No podía dejar de pensar en ella, en lo pequeña y frágil que se veía en mis brazos por un breve momento antes de que la enfermera se la llevara.
El doctor sonrió, un gesto que, por un momento, alivió parte de mi preocupación.
—Su hija está en la unidad de cuidados neonatales. Puede ir a verla si quiere, aunque desde fuera. Cuando su esposa despierte, la llevaremos a la habitación de ella para que estén juntos.
Me quedé en silencio, procesando sus palabras. Luna estaba bien. Esa era la mejor noticia que había escuchado en todo el día. Pero el hecho de que Abril no pudiera verla aún me apretaba el pecho. Antes de que pudiera decir algo más, el doctor hizo una pausa, como si estuviera considerando algo, y luego habló nuevamente.
—Sé quiénes son ustedes, y aunque normalmente solo permitimos que un padre vea a su recién nacido en este momento, haré una excepción. Todos pueden acompañarlo a ver a la bebé desde el área de observación.
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A Un Paso De La Luna - Juan Pablo Villamil {morat} (Sin Editar)
FanfictionAbril, una artista muy reconocida, sigue recuperándose de la pérdida de su prometida. Su mejor amigo Martín y en si, la banda Morat han sido su refugio. Pero cuando Villamil, amigo cercano de Martín, es traicionado por Gabriela, su novia infiel, Abr...