A Un Paso De La Luna - Juan Pablo Villamil {morat} (Sin Editar)

Capitulo 40

Villamil rompe el silencio: —¿Estás bien? 

— Estoy bien —respondo rápidamente, tratando de ocultar mi incomodidad.

—Lo siento, esto es bastante extraño —comenta él, mirando a su alrededor en busca de una solución.

—Sí, casualmente justo somos los dos que quedan encerrados —digo, tratando de mantener la mirada en otro punto.

Villamil rompe el silencio de nuevo, esta vez con un tono más serio: —¿Estas insinuando algo? 

—No, solamente me parece curioso que pase esto —respondo, desviando la mirada hacia las luces parpadeantes del ascensor.

Hay un momento de silencio incómodo, donde ninguno de los dos sabe qué más decir. Ninguno quiere dar el primer paso hasta que Villamil, con determinación en su voz, continúa

 —Hay algo que siempre he querido decirte y lo he intentado de todas formas, pero ahora que estamos justamente los dos solos, creo que es hora de hacerlo.

Mi corazón late con fuerza, anticipando lo que viene a continuación. Le pido que pare, pero él insiste en que escuche.

— No sé si sepas, pero Gabriela y yo ya no somos nada —dice Villamil con sinceridad.

—Sí, me enteré por ahí, pero eso no cambia las cosas — Respondo con frialdad y el parece sorprendido por mi reacción y pregunta

—¿Por qué dices eso? ¿Por qué? ¿Crees que vamos a volver? 

—Es obvio... es lo que siempre hacen, Villamil. Siempre regresan el uno al otro, como si estuvieran destinados a estar juntos —respondo, tratando de ocultar el dolor en mis palabras.

Villamil me mira fijamente y dice con firmeza —Abril, no. No es lo que crees. Las cosas son diferentes ahora. Sin embargo, yo ya he tomado una decisión

—Ya no importa, Villamil. Eso ya quedó en el pasado y lo mejor es que cada uno continúe con su vida — Lo interrumpo 

Él se emociona, se acerca lentamente hasta acorralarme contra la pared y me dice con esperanza en su voz — Vamos Abril, sé que aún me amas.

Mi expresión se vuelve seria y fría mientras trato de procesar sus palabras. No sé qué decir en este momento tan delicado. La tensión entre nosotros es palpable mientras el ascensor sigue detenido. ¿Por qué me hace esto? ¿Qué espera que le diga? Ambos estamos sumidos en nuestros propios pensamientos, tratando de encontrar una salida a esta situación incómoda. Aunque en el fondo, sé que tiene razón.

Entonces, Villamil al ver que no respondo, vuelve a decir, con un tono de urgencia —Abril, sabes que es asi...

Mi desesperación aumenta y al borde de las lágrimas exploto:

 —¿Y qué si es así? ¿Y qué si aún te amo? ¡Y que jamás dejé de hacerlo!

Él se queda asombrado por mis palabras y su expresión se torna más seria. 

— Pero no te confundas, ya no hay nada que hacer, entiéndelo de una vez. No puedo permitirme volver a pasar por esto. Sé que lo poco que estuvimos juntos fue una de las cosas más bonitas que viví. Pero quiero seguir adelante, por favor, entiéndelo, aunque esto me duela.

Villamil se acerca despacio, tratando de calmar la situación. Susurrando al oído, con un tono arrepentido

—Abril, por favor, no sabes cuánto lo siento. No fue mi intención lastimarte de esa manera.

—Entonces, ¿por qué me hiciste eso? ¿Por qué me dejaste en frente de todos y volviste como si nada con Gabriela? ¿Por qué permitiste que ella me insultara y me tratara mal cuando nos reuníamos todos?