Capitulo 46

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Villamil sonrió, algo aliviado, y asintió con la cabeza. —Gracias, quiero que estén seguros de que haré todo lo posible para que ella este bien.

—Y siempre te vamos a agradecer eso, así que cuando estes libre, acepta nuestra invitación para una cena con tus padres —dijeron mis padres con sinceridad.

Villamil les devolvió la sonrisa, tocado por sus palabras.

—Gracias, eso significa mucho para mí —respondió Villamil, sinceramente.

— Oigan, pero ni que nos fuéramos a casar — interrumpí algo confundida y a la vez temerosa de la idea, ya que, pese a que conozco a los padres de Villa, no estoy segura si les caigo bien, sobre todo a su madre. Ella tiene cierta cercanía a Gabriela. 

Después de una de charla cordial, finalmente llegó el momento de irnos. Me despedí de nuevo de mis padres, y Villamil y yo nos dirigimos hacia el auto.

—Eso fue... interesante —dije, soltando una risa nerviosa mientras nos subíamos al coche.

—Sí, lo fue —respondió Villamil, riendo también. —Pero fue agradable.


Cuando llegamos a la hacienda, todos nos dirigimos a la sala de estar, con sus amplios ventanales que dejaban entrar la luz del sol, creando un ambiente cálido y acogedor. Todos estábamos de buen humor, riendo y bromeando después del viaje.

—Bueno, ¿cómo nos organizamos para las habitaciones? —preguntó Martín, mirando alrededor.

Sonreí y, tomando la mano de Villamil con orgullo, dije en voz alta: —Obviamente, yo dormiré con mi novio —remarcando la palabra "novio" con una sonrisa traviesa, señalando la habitación principal.

Todos los demás comenzaron a reír y a lanzarnos comentarios divertidos.

—¡Uy, cuidado! —bromeó Nath.

—¡Cuidado con las paredes, no las vayan a derrumbar! —añadió Martín, haciéndonos reír a todos. 

— ¡Oyeee! ¿en qué concepto nos tienes? — Respondo fingiendo ofensa — No somos los que vamos a tener un bebe. 

—¡Vaya, pero qué descarada! —dijo Kenia, riendo.

Villamil y yo nos miramos y nos reímos también, disfrutando del momento. —Ya, ya, ya —dije—, ustedes acomódense como quieran. Nosotros estaremos en la principal.

Después de unas risas y más bromas, finalmente nos organizamos. Martín y Laura tomaron una habitación en el ala este de la casa, mientras que Nath y Simón se acomodaron en una habitación cercana a ellos. Kenia e Isaza, obviamente, tomaron la habitación junto a la nuestra.

Villamil y yo nos retiramos a nuestra habitación un poco antes que los demás, queriendo disfrutar de un momento a solas. Al entrar, me quedé impresionada por lo acogedora y cálida que se sentía.

Al entrar, inmediatamente nos besamos suavemente, disfrutando de la intimidad del momento. Sentí sus brazos rodearme, atrayéndome aún más cerca de su pecho. El calor de su cuerpo y el latido de su corazón me hicieron sentir una paz que no había experimentado en mucho tiempo. Nos separamos solo lo suficiente para mirarnos a los ojos, y vi en su mirada la misma mezcla de amor y determinación que yo sentía.

Después de descansar un rato, todos bajamos al comedor exterior de la hacienda para cenar. El aire fresco de la noche y las luces suaves colgando de los árboles creaban una atmósfera mágica. Nos acomodamos alrededor de la mesa, riendo y charlando mientras compartíamos una deliciosa comida casera.

A Un Paso De La Luna - Juan Pablo Villamil {morat} (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora