Capitulo 55

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Un capítulo un poquito largo, espero que les guste 🩷

Nos quedamos abrazados un buen rato después de abrir el sobre, todavía emocionados por la noticia. Villamil me envolvía con sus brazos, y aunque no decíamos nada, ambos sabíamos que nuestras mentes estaban a mil, imaginando cómo sería nuestra vida con Luna. La calidez de ese momento lo hacía aún más especial; era como si la luna, desde lo alto, nos estuviera bendiciendo.

Villamil acariciaba mi vientre suavemente, su expresión era pura felicidad. Sonreí al verlo tan emocionado, con los ojos brillantes, como si ya pudiera ver el futuro con nuestra pequeña en sus brazos.

—¿Te la imaginas? —dijo él, rompiendo el silencio—. Corriendo por aquí, sonriendo, diciendo "papá" por primera vez...

Lo miré y sonreí, asintiendo lentamente.

—Sí, y pidiéndote que la lleves a ver las estrellas, como hacíamos nosotros.

Villamil sonrió, esa sonrisa que siempre había sido mi refugio. Su mirada estaba perdida en las estrellas, como si ya pudiera visualizar todo lo que vendría.

—Va a ser increíble, Abril. —Su voz era suave, casi un susurro—. Quiero ser el mejor papá para ella.

—Lo serás —le aseguré—. Eres increíble en todo lo que haces.

Nos quedamos así, hablando de cómo sería tener una hija, de los momentos que compartiríamos. Empezamos a planear cómo decoraríamos su cuarto, qué colores le gustarían. La emoción de pensar en los detalles nos envolvía, y por un momento, olvidamos por completo todo lo demás. El mundo exterior no existía; solo estábamos nosotros dos y el futuro que nos esperaba.

Después de un rato, me recosté sobre su pecho, cerrando los ojos por un segundo, mientras él jugaba con un mechón de mi cabello. La noche estaba tranquila, y el sonido suave del viento nos envolvía. Sentía la paz de estar en casa, de estar en el lugar y con la persona correcta. Sin embargo, había una pregunta que no podía dejar pasar, algo que, a pesar de todo, no habíamos resuelto.

—¿Y qué nombre le pondremos? —pregunté, rompiendo la calma, aunque con una sonrisa—. No podemos seguir llamándola "bebé" para siempre.

Villamil soltó una risa suave.

—Es verdad... —Se incorporó un poco, como si estuviera pensando seriamente en eso—. Hemos pensado en todo menos en eso.

Ahí comenzó el juego. Empezamos a lanzar nombres, algunos que ya habíamos oído antes, otros completamente nuevos y únicos. Me sorprendía lo rápido que rechazábamos los nombres del otro, como si nada nos pareciera lo suficientemente perfecto para nuestra hija.

—¿Qué te parece... Emilia? —dijo Villamil, frunciendo el ceño, tratando de imaginarlo.

—Es lindo, pero no me convence —respondí, mordiendo mi labio mientras pensaba en otro nombre—. ¿Y qué tal Isabela?

Villamil torció la boca y negó con la cabeza, y así seguimos, descartando nombre tras nombre.

En algún momento, ambos nos quedamos en silencio, casi frustrados por no encontrar el nombre perfecto. Fue entonces cuando Villamil, con su típica sonrisa astuta, se recostó hacia atrás y miró hacia el cielo.

—Ay, pero qué tontos somos... —dijo de repente, riéndose.

Lo miré, sin entender.

—¿Y por qué dices eso?

Él me señaló con el dedo hacia arriba, hacia el cielo nocturno, y seguí su mirada. La luna estaba ahí, brillando con una luz suave y cálida, rodeada de estrellas. Había sido nuestra fiel compañera desde siempre, testigo de cada paso que habíamos dado en nuestra relación.

A Un Paso De La Luna - Juan Pablo Villamil {morat} (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora