Capitulo 44

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Cuando intenté irme, Gabriela me jaló del brazo bruscamente, deteniéndome.

—Si sales a cantar con él, todos se van a enterar —me advirtió con una sonrisa victoriosa.

Mateo trató nuevamente de calmar la situación y le pidió a Gabriela que me dejara ir, diciéndole que en un ratito me presentaría. Cuando finalmente me solté de su brazo, noté que Susana entraba al camarín.

—Abril, ¿por qué no estás en el escenario? —me preguntó, pero rápidamente cambió el tema. —¿Qué hacen ustedes tres aquí? — preguntó bastante confusa. Pero Gabriela, con su sonrisa maliciosa, añadió:

—O no sales, o le digo. ¿Qué decides, Izzy?

— ¿Decirme que? — Susana pregunta

Mateo, percibiendo la tensión y deseando evitar un conflicto innecesario, intervino rápidamente con tono calmado pero firme:

—Abril, vete que después de esta canción sigues. Yo hablaré con ella —indicándole a Susana.

Estaba indecisa sobre qué hacer, pero Gabriela, con su característica malicia, decidió intervenir:

—¿Sabías que Abril y Mateo estuvieron juntos? —me miró con desdén— Yo creo que estaba con ustedes dos al mismo tiempo.

— ¡¿Que?! — Me sorprendí en lo buena que es para tergiversar las cosas. 

Mi mirada se desvió hacia Susana en busca de una reacción. Sin embargo, noté con sorpresa que ella no mostraba sorpresa ni indignación ante la revelación de Gabriela. Esta falta de reacción desconcertó a Gabriela, quien preguntó con una mezcla de molestia y curiosidad:

—¿Por qué no te sorprendes?

Antes de que pudiera responder, Susana se acercó a Mateo, quien extendió su brazo para abrazarla con calma, mientras le decía:

—Ya lo sabía, Gabriela. Desde que empezamos a salir, él me lo contó.

Una risita nerviosa se escapó de mis labios ante la revelación de Mateo, lo que enfureció aún más a Gabriela. Mateo, intentando calmar las aguas, prosiguió con voz serena pero firme:

—Eso es lo que quería decirte, Abril. Susana ya lo sabía. Así que vete, que aún estás a tiempo de cantar con los chicos.

Un sentimiento de alivio y gratitud inundó mi ser al ver la comprensión en los ojos de Susana y Mateo. Les dediqué una sonrisa a ambos y me apresuré a salir corriendo del camarín.

Mis piernas iban a mil por hora mientras me acercaba al escenario. La emoción de cantar se mezclaba con la ansiedad de lo que vendría después. En mi mente, la imagen de Villamil se repetía una y otra vez, recordándome que debía contarle sobre Mateo antes de que alguien más lo hiciera.

La idea de que Gabriela pudiera sembrar dudas en la mente de Villamil me ponía los nervios de punta. No podía dejar que sus palabras tóxicas arruinaran lo que teníamos. Así que mis pies golpeaban el suelo con más fuerza, como si correr más rápido pudiera evitar el desastre que se avecinaba.

Cada paso que daba aumentaba la presión en mi pecho. Sentía como si el tiempo se estuviera acabando, como si cada segundo que pasaba fuera un latido más fuerte de mi corazón diciéndome que debía actuar rápido. No había tiempo para dudas ni para pensar dos veces las cosas. Solo necesitaba llegar al escenario y decirle a Villamil todo antes de que fuera demasiado tarde.

Los gritos y aplausos me envuelven, haciéndome sentir viva y emocionada por lo que está por venir. No puedo evitar sonreír al ver la sorpresa y el entusiasmo en los rostros de las personas que me miran con admiración.

A Un Paso De La Luna - Juan Pablo Villamil {morat} (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora