Tras lo sucedido, tanto Conway como Horacio se quedaron esperando en el pasillo hasta tener alguna novedad del estado de Gustabo.
Horacio estaba sentado en una de las sillas, moviendo su pierna inquietamente de arriba a abajo, mientras que Conway se había quedado de pie caminando de un lado a otro, igual de inquieto que el chico de cresta.
Llevaban aproximadamente cerca de media hora esperando recibir alguna noticia por parte de los médicos.
Hacía rato que no escuchaban nada proveniente de la habitación, así que pensaron que quizás ya habían logrado calmar al rubio.
De repente se abrió la puerta, dejando ver primero a un médico que llevaba una bolsa de basura, seguido por los demás profesionales que acudieron para controlar la situación. Seguramente dentro de esa bolsa se encontraban los restos de los cristales rotos del marco de la foto que trajo Horacio, el cual acabó rompiéndose en el suelo.
— Toma, creo que esto es vuestro —uno de ellos le ofreció la foto a Conway—. Por suerte la fotografía en sí no ha sufrido ningún daño, es un alivio. Me imagino que significa mucho para vosotros.
Conway se quedó observándola, y tras unos largos segundos asintió.
Otro de los médicos intervino en la conversación, carraspeando—. Lo siento, pero voy a tener que pedirles que abandonen el hospital. Regresen mañana si quieren. Por el momento es mejor que dejen reposar al paciente.
— Vale. Pero, ¿Gustabo está bien? —quiso asegurarse Horacio antes de irse.
— Sí, no se preocupe.
— Quiero que le deis toda la atención que pueda necesitar esta noche, estad atentos a su condición, y ante cualquier cosa me llamáis directamente, ¿entendido? —ordenó el superintendente sin vacilar ni titubear.
— Sí, señor.
Sin más que decir, ambos salieron del centro de salud, dispuestos a ir a casa a descansar, ya les tocaba.
Había sido un día duro de trabajo, y toda esta situación sólo los hizo sentirse más cansados mentalmente de lo que ya estaban.
Empezó otro día en Los Santos para Conway. Nada más despertarse llamó a Horacio, y le mandó a trabajar. Básicamente, le dijo que patrullara mientras él iba a echar un vistazo al estado de Gustabo antes de ir a comisaría, ya que no le habían llamado los médicos en ningún momento de la noche, por lo que él mismo quería ir en persona a asegurarse de que todo estuviera en orden.
Se tomó un café rápidamente, sin dejar de darle vueltas a la discusión de ayer, pensando en qué cosas podría haber dicho en aquel entonces. Aunque ya era tarde, pero le gustaba analizar las conversaciones que tenía con algunas personas para poder reflexionar profundamente sobre lo que fuera, en búsqueda de alguna solución o algo que por lo menos pudiera ayudar.
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Pogo.
FanficHace años, Gustabo empezó a acudir a un psicólogo tras notar cambios repentinos en su comportamiento debido al estrés que sentía día tras día. Las terapias no le servían de nada y todo iba a peor. Gustabo empezó a despertarse en distintos sitios de...