Super, ya he hablado con él.
10:36Tengo que contarle algo
importante...
10:36Vale. Nos vemos en comisaría.
10:37Horacio guardó el móvil mientras soltaba un bufido, sintiéndose nervioso. Nunca le había hablado a nadie sobre Pogo, era un tema muy complicado y delicado.
Llegó a comisaría en menos de cinco minutos y aparcó de cualquier forma. Antes de bajar del coche se colocó su pasamontañas. Una vez lo hizo, entró, dirigiéndose hacia el despacho de Conway. Nada más entrar, se lo encontró sentado en su sillón esperándole.
— Cierra la puerta y siéntate — ordenó, acomodándose en su sitio y acercándose más hacia el frente.
Este obedeció y se sentó delante de él, los nervios le estaban comiendo por completo.
— Cuéntame. ¿Qué te ha dicho? Algo malo desde luego, con tu comportamiento es más que obvio... Canta más que una almeja.
— Antes de nada, no se apresure y limítase a escucharme, que lo conozco.
— Vale. Puedes contar con ello. Adelante, empieza.
— A ver... No sé muy bien cómo explicarle esto... — se quedó pensando, intentando encontrar las palabras correctas — Nunca le he contado cómo hemos llegado hasta esta ciudad, y es algo esencial en esto que le voy a decir, así que empezaré por ahí. Verá... Cuando yo tenía ocho años, conocí a Gustabo, él tenía nueve y estaba huérfano sin familia, yendo por las calles buscándose la vida como podía. Yo sentí compasión y empatía con él, así que lo acogí en mi familia. Yo era un chico que casi siempre estaba deprimido, ya que mis padres siempre me trataron mal y no tenía amigos. Pero desde que conocí a Gustabo... mi humor fue mejorando, me reía mucho y veía las cosas con más positividad gracias a él. Él me enseñó que uno puede ser feliz sin tener nada y aprovechando los pequeños detalles, me enseñó muchas cosas... Yo sentí muchísima admiración por él, y no dejaba de hablar todo el rato a todo el mundo de él, expresaba mi felicidad cada vez que podía. Mis padres notaron mi cambio, y no les gustó nada, sintieron celos y envidia. Trataron de echar a Gustabo de casa, diciéndome como excusa que era mala influencia y que no me haría bien estar con él, Gustabo se opuso y se puso en contra de ellos diciendo que él me devolvió la ilusión de vivir y conocer que perdí por su culpa, y ellos nuevamente se excusaron "Nosotros solo queremos que nuestro hijo sea realista y vea las cosas tal cual son, la vida no es fácil" no sé qué, puras tonterías. Se lió gorda aquel día... Gustabo me despertó en medio de la noche y nos escapamos de allí ese mismo día.
Se tomó unos segundos para recuperar el aliento. Conway no decía nada, estaba callado y atento a lo que decía el menor.
— Entonces claro, tuvimos que ir por libre desde entonces, ya no teníamos comida ni un sitio donde dormir. Acabamos dentro de una banda chunga, les servíamos haciendo lo que nos pedían. Por ejemplo, hacernos pasar por rehenes, infiltrarnos en algún sitio... Les éramos muy útiles, ya que nadie sospecharía de unos niños. A cambio, ellos nos dejaban un sitio donde dormir, y nos daban algo de dinero para que pudiéramos comprar comida. Según fuimos creciendo, al no tener esa tapadera de ser niños inocentes, fuimos pillados algunas veces por la policía y la cagamos en muchas misiones que nos encargaron, así que nos castigaban golpeándonos... — paró otro un momento para tranquilizarse, le costaba mucho hablar de esto. Conway se levantó y caminó hasta quedar a su lado, se sentó y colocó una mano en su espalda, dando leves caricias como consuelo.
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Pogo.
FanfictionHace años, Gustabo empezó a acudir a un psicólogo tras notar cambios repentinos en su comportamiento debido al estrés que sentía día tras día. Las terapias no le servían de nada y todo iba a peor. Gustabo empezó a despertarse en distintos sitios de...