Gustabo y Horacio acabaron metidos en federal. ¿Por qué? Pues porque Conway quiso.
Le sorprendió bastante la labia que tenía Gustabo, como dió la vuelta a la situación en cuestión de minutos, tan solo hablando. La conversación (o más bien discusión) había continuado, creando más tensión aún entre ellos hasta que Conway ya no pudo más y lo sacó de la sala. Gustabo había puesto en su contra a la psicóloga, le comió la cabeza completamente y le hizo creer sobre Conway lo que él quiso. Este no pudo aguantar la rabia y a pesar de las advertencias de la psicóloga se los llevó a la federal para encerrarlos durante varios meses con la excusa de que eran peligrosos.
Gustabo intentó que Horacio no tuviera que pagar también por sus errores, ya que él en realidad no había hecho nada. Pero eso solo enfadó aún más a Conway por llevar la razón y lo ignoró, haciendo que ambos sufrieran las consecuencias.
Ya habían pasado esos meses, su condena había terminado y salían de la federal. El tiempo que estuvieron encerrados lo aprovecharon para reflexionar y hablar entre ellos, y les sirvió bastante.
— ... ¿Tú me manipulas, Gustabo? — dejó de mirar al suelo, atreviéndose a conectar mirada con el rubio, el cual hizo lo mismo.
— Qué va... Que no te coman el coco. Recuerda quién ha estado contigo todos estos años, todo lo que hemos pasado juntos — él entendía las dudas que tenía Horacio, fue una charla complicada.
— Sí... Siempre juntos, Gustabo — sonrió un poco.
— Siempre juntos, Horacio — este también sonrió, y aceptó el abrazo que su amigo le brindó, correspondiendo al instante.
Gustabo entrecerró sus ojos y frunció un poco su ceño cuando salió por la puerta debido a la fuerte luz del sol, brillaba con ganas. Hacía mucho que no recibía luz directamente del sol, por lo que su vista no estaba acostumbrada del todo. Cuando Horacio salió, hizo lo mismo que él mientras soltaba un "Ostia, que me quedo ciego".
— Bueno. Pues ya hemos salido. ¿Y ahora qué? — Gustabo miró a su alrededor, encontrando la autopista completamente vacía, sin vida.
— ¿Cómo vamos a volver a la ciudad? No tenemos coche ni dinero para pagar un taxi.
— No te preocupes, Horacio. Llamaré al superintendente directamente y ya está — sacó su móvil bajo la atenta mirada del chico de cresta, el cual simplemente asintió y se apoyó en una pared.
Gustabo sacó el móvil y seguidamente marcó el número de Conway. Se lo colocó en su oreja y esperó a que contestara. La espera no duró mucho, ya que enseguida dejaron de sonar los pitidos de la llamada, lo cual lo dejó sorprendido por la rapidez en la cual contestó.
— Qué rápido has contestado, eh. Me echabas de menos — bromeó el rubio con diversión.
— ¿Habéis salido ya? — preguntó directamente, ignorando lo de antes.
— Sí, y no podemos volver por nuestra propia cuenta a la ciudad, no tenemos coche. Así que pensé que nos recogieras tú, ya que además yo quiero hablar contigo — esperó a que el otro respondiera, pero solo hubo un silencio — ¿Conw- — se colgó la llamada. Gustabo miró la pantalla del móvil para confirmar que efectivamente, le había colgado — Será hijo puta...
— ¿Qué te ha dicho?
— Que valemos verga y que vayamos andando — guardó el móvil en su bolsillo y empezó a caminar.
— Ah, pues qué bien — dijo con ironía, para después suspirar y seguir sus pasos.
Pero justamente un coche llegó hasta ellos frenando. Se bajó la ventanilla del coche y pudieron ver a Conway, el cual sin mirarles habló — ¿A dónde coño vais? Subid, anda.
ESTÁS LEYENDO
Pogo.
FanfictionHace años, Gustabo empezó a acudir a un psicólogo tras notar cambios repentinos en su comportamiento debido al estrés que sentía día tras día. Las terapias no le servían de nada y todo iba a peor. Gustabo empezó a despertarse en distintos sitios de...