Capítulo 27

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— Qué pereza tener que patrullar a las nueve de la mañana, tío... — Gustabo se quejó por segunda vez en el día, pues no había descansado bien ya que la noche anterior había estado revisando grabaciones sin parar, estaba agotado.

— ...

— ¿Horacio? — se giró en su dirección tras no recibir repuesta, encontrándose con este conduciendo casi dormido — ¡Horacio por Dios, que nos matamos!

El contrario reaccionó rápidamente abriendo los ojos y frenando exageradamente, provocando que todo el cuerpo del rubio se echara hacia delante, con su cabeza terminando por impactar contra la guantera por no llevar el cinturón.

Horacio bostezó con sueño mientras se estiraba, y miró la posición de Gustabo sin comprender cómo es que acabó así — ¿Qué haces? ¿Se te ha caído algo?

Gustabo levantó la cabeza algo artudido, mirando a Horacio notablemente irritado. No dijo nada, solo se puso el cinturón.

— Tú tampoco has dormido nada, ¿verdad? — cambió de tema. El color oscuro situado debajo de sus ojos lo delataba.

— No mucho, sinceramente... Yo también estuve ocupado revisando las grabaciones — se sinceró el chico de cresta.

— Pero Horacio... No tienes por qué hacerlo, tú descansa — apoyó su mano en su muslo y le brindó pequeñas caricias — Conway y yo nos encargaremos de todo.

— Si tú no descansas yo tampoco lo haré. Quiero ayudarte a encontrar a tu madre — su tono de voz era tan suave y puro... Gustabo tuvo ganas de achucharle, y así hizo, le abrazó.

— Gracias, Horacio... — fue correspondido al instante por el otro.

— Ya sabes que no tienes que agradecerme, Gustabo. Me tienes para lo que necesites — le apretó un poco con cuidado antes de separarse.

Siguieron patrullando después de eso, hasta que al cabo de unas pocas horas nuevamente acabaron hartos y aburridos.

— Bf, ahora sí que estoy hasta los huevos... No pasa absolutamente nada. ¡Quisiera un poco de acción al menos! — Gustabo fruncía su ceño en todo momento sin dejar de mirar por la ventanilla.

— No ha habido ni un solo código 3, ni un simple robo de coche — el chico de cresta no tardó en unirse también a hacer quejas.

— Oye, ¿y sí...? ¿Le hacemos una broma a Conway? — su rostro se iluminó al instante, y todo rasgo de irritación y cansancio desapareció.

— ¡Sí, sí, venga! — agarró la radio y se quedó unos cortos segundos en silencio, pensativo — ¿Y qué le decimos?

— "QRR en el norte". Y que cuando llegue allí no haya nadie, sabes — empezó a reírse de solo imaginar su reacción — Imagínate su cara al llegar allí.

Horacio también empezó a reírse y asintió, aunque aún dudoso — ¿No crees que se enfadará mucho?

— Nah, qué va. Tú díselo.

La bronca irá para él luego, así que... Pensó Gustabo con malicia.

Bueno, vale... Pero espera, ¿y si acuden más policías?

— No hay nadie patrullando porque las cosas están muy tranquilas desde hace semanas atrás. Solo está Conway en la radio, no te preocupes por eso.

— Vale, allá voy — activó la radio y empezó a gritar, actuando alterado — ¡¡Conway, Conway!! ¡QRR!

En menos de dos segundos hubo respuesta inmediata — ¿¡Dónde, dónde!?

— ¡E-en el... norte! — fingió un corte de comunicación al final y se llevó la mano a la boca para ocultar su risa.

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