Capítulo 18

612 79 4
                                        

Todos se divertían. Sus risas acompañaban el ritmo de la música, algunos bailaban y otros solo bebían y se mantenían a raya. Uno de esos últimos, era Horacio.

Estaba esperando el momento oportuno para darles la señal de ataque a su equipo, cuando estuvieran distraídos.

Sacó el móvil disimuladamente y entró al chat que tenía con Conway.

Conway, estoy en la mafia,
estoy dentro.
14:38

Me hicieron una prueba
y la pasé.
14:38

Vale. Buen trabajo, Horacio.
14:38

Sonrió un poco a la pantalla, con una sensación de calidez inundando su pecho.

Informa. ¿Qué están haciendo
ahora y dónde?
14:39

Estamos en la sede, de fiesta.
14:39

¿De fiesta?
14:39

Sí.
14:39

Joder, qué mafia más  rara, coño...
14:39

¿Podemos atacar ahora mismo,
entonces?
14:39

Sí, están distraídos, con la
guardia baja. No hace falta
esperar a mañana.
14:39

Vale. Ten mucho cuidado, Horacio.
14:39

Recuerda seguir el plan. Atrapa a
Pogo una vez estén todos abatidos,
para evitar que alguien de la mafia
intervenga. Mientras tanto retenlo
allí como puedas, y si es necesario
en algún momento, noquéalo.
14:40

10-4.
14:40

Sudó frío cuando sintió una mano en su hombro, rápidamente guardando el móvil. Temía haber sido pillado mensajeando a Conway. Se giró y pudo ver a Pogo tomando asiento a su lado.

Lo miró a los ojos y se sintió extraño; sentía a Gustabo tan cerca y a la vez tan lejos...

¿Qué haces aquí tan solo? ¿No te diviertes, no bailas?

— Hoy he tenido un día complicado, no estoy muy de humor... Estoy cansado, en todos los sentidos — comentó con una voz apagada.

Bueno, es entendible. Pero no te atosigues tú solo, hombre. Aquí todos somos una familia y ahora perteneces a ella, puedes compartir tus problemas con nosotros, te ayudaremos. Lo mejor ahora es que desconectes de todo, ven con nosotros — le invitó, con amabilidad.

Horacio a veces dudaba seriamente si estaba hablando con Pogo o con Gustabo, hablaban prácticamente igual, pocas veces encontraba diferencia. Si no fuera porque ya lo reconoció hace horas, ahora mismo pensaría que hablaba con Gustabo.

— Una pregunta — lo detuvo cuando vió sus intenciones de levantarse e irse.

¿Dime, Horacio? — le escuchó, sentándose de nuevo a su lado.

— Tú... ¿Cómo apareciste? ¿Cuándo?

Mm... Es una pregunta sin una respuesta clara, la verdad. ¿A qué te refieres exactamente?

Pogo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora