☞ ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ғᴏᴜʀ ☜

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— Bien. Es hora de curar una de las heridas que no me duele.

Zael dejó la caja metálica sobre la mesa, se sentó luego en el sillón perezoso entre suspiros. Así como el doctor le había dicho, debía limpiarse las puntadas en las noches antes de dormir, eso era justo lo que iba a hacer en ese momento.

Estaba en el departamento que YoonGi había comprado, porque es que necesitaba estar solo y pensar un poco, también sacar todo eso que tenía en el pecho, algo que saca siempre, pero que nunca se acaba. Sus ánimos estaban por los suelos y lo único que sabía es que la depresión estaba subiendo de nivel, incluso más.

Como ya no tenía ganas de llorar y como sí estaba llorando, ignoró esas lágrimas mientras se desabrochaba la camisa para empezar con la limpieza de la maldita herida que Choi le dejó antes de morir. El silencio y la soledad era lo que más reinaba en esa sala, se podía sentir el frío y la ansiedad.

A esas alturas, ya sentía peligroso quedarse solo porque podría tomar cualquier momento para suicidarse sin decirle a nadie.

— La vida es un asco, las personas son un asco, todos son un asco.

Antes que nada, agarró unos pañuelos desechables en vista de que había iniciado a llorar un poco más intenso. Abrazó al gatito de felpa contra su pecho y solo se puso a pensar en lo miserable que era la vida, el mundo, las personas, ellas por disfrutar de herir tanto a los demás por gusto, por diversión.

El problema no solo era que lo destituyeron de presidente, tampoco el que su nombre se vio manchado ante todo un país, el problema era que le rompía saber que todo fue por YajaTzael, por la persona que una vez lo juró amar, la que perjuró estar enamorada de él.

En esos momentos se creía todo lo que YajaTzael le decía, caía como un bobo, pero ahora realmente pensaba en que todas esas palabras fueron mentira, una vil manipulación, solo un engaño de muchos. YajaTzael le aseguró la luna con sus palabras bonitas, con sus tratos tiernos y sus promesas, pero había sido como todos, solo fueron falsas promesas.

Entre sollozos y millones de lágrimas que caían sin detenerse; encendió su celular para buscar una foto de YajaTzael, así le iba a reclamar al menos por una pantalla, ya que no tenía el valor de hacerlo de frente. Encontró una entonces, recuerda que YajaTzael se la había mandado la misma noche en que ocurrió el seguimiento de los hombres de Choi.

El condenado se veía tan tierno.

— ¿Por qué debes ser tan guapo? ¿Por qué debías mentirme? ¿Por qué debías tratarme bonito con esas palabras y esos mimos? — Sollozó — ¿Por qué no pudiste solo ignorarme esa noche de tormenta? Eres u-un mentiroso, me-me mentiste cuando te di a Min Zaelly.

Se maldecía una y mil veces por haber sido tan estúpido, por no haber podido darse cuenta de la clase de calaña que era ese hombre. Se preguntaba cómo carajos no pudo ver antes o tan siquiera notar que YajaTzael no era como decía, que sus intenciones eran otras más perversas y oscuras.

— " Descubrí algo de él que no te va a gustar para nada, pero es obvio que no me vas a creer, así que prefiero que lo descubras por tu propia cuenta "

— " SeYeth, ¿de qué estás hablándome? "

— " Eso es todo lo que puedo decirte. Ten cuidado con ese hombre y mejor aléjate de él... No es tan buena pieza como te muestra, sus intenciones contigo son muy oscuras y al final terminarás mal "

Pensativo se sentó en el sillón. En ese momento no había entendido nada de lo que SeYeth le había dicho, hasta pensó que todo era con ganas de perjudicar a YajaTzael para que él se le alejara, pero ahora estaba entendiendo que SeYeth quiso decirle que YajaTzael era el CEO de esa agencia y que no era ni por cerca lo que decía ser.

ᴍɪɴ's sᴇᴄʀᴇᴄᴛ  ☞ ʏᴀᴢᴀᴇʟ/ʏᴏᴏɴᴍɪɴ [ ʟɪʙʀᴏ ᴅᴏs ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora