☞ ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴛʜɪʀᴛʏ ғᴏᴜʀ ☜

137 20 8
                                    

— Pero qué estúpido soy... Mátala.

Al menos vería a YoonGi en el infierno, ahí lo haría su rey.

JiMin cerró los ojos, sintiendo el punzante dolor de las heridas que dejaron esos vidrios incrustados y el cómo su piel se había puesto tensa al haber tenido cerca lo que era agua bendita de parte de esa maldita desquiciada. Si la hubiera matado desde un principio, nada de eso habría pasado, pero como siempre le hizo casi al gatito de mierda que se hacía llamar YoonGi, entonces ahora solo quedaban las lamentaciones.

— Ay, hijo de puta

Luego de haber caído por ese barranco, llegó por fin a su destino, el suelo, solo que en vez de haber caído duramente contra él, acabó hundiéndose bajo millones de libras de nieve que él mismo había provocado inconscientemente al verse en peligro. Segundos más tardes logró salir de ella con ayuda de sus súbditos, quienes habían derretido todo alrededor para que fuera más fácil la salida.

— YoonGi...

Una vez logró levantarse, se sacudió el resto de nieve que le quedó encima y la cual tenía metido hasta en la división de su culo, buscó darle la vuelta entera a esa gran montaña de nieve, con la esperanza de encontrar vivo a su estúpido novio. Preocupado caminó mientras la nieve a su paso se derretía cada vez que tocaba el suelo con las botas, de esa forma podría ver todo con claridad sin que hubieran obstáculos.

— ¡YoonGi...! Maldito gatito de mierda, yo preocupado por ti y tú haciendo muñecos de nieve.

Suspirando puso las manos en su cintura, sintiéndose indignado de haber estado tan preocupado y con el corazón en la boca por la desaparición de YoonGi, solamente para que ese tonto estuviera haciendo un muñeco de nieve de lo más tranquilo, como si hace minutos no hubiera caído de un bendito barranco con posibilidades del cien por ciento de tener una muerte segura.

— ¡Príncipe de manitas tiernas, amorcito!

Ese tipo se le lanzó encima como con euforia, generando que los dos cayeran y se hundieran nuevamente bajo la nieve, pero ni eso hizo que se soltaran de ese gran abrazo enreda extremidades que se dieron antes. No tardaron mucho en salir entre risas divertidas por el giro que dio la situación, la cual primero había sido angustiante y que de último había sido divertida, hablando de la actualidad en tiempo real.

— Mi gatito, estás vivo. ¿Estás bien?

JiMin acunó la carita de YoonGi, meloso se lo comió a besos y más besos de alivio, de alegría de saber que estaba vivo y sin ningún posible rasguño. Aunque llegó a pensar tarde el hecho de que tenía magia negra y que podía hacer muchas cosas con ellas, logró salvar a YoonGi con esa montaña de nieve a la que los dos cayeron por situaciones diferentes, pero por el mismo motivo.

— Sí, JiMinie.

— ¿Seguro, gatito?

— Sí, príncipe de manitas tiernas.

— ¡Estúpido animal, ¿por qué verga te soltaste si yo tenía el control de la situación?!

Ahora se sentía enojado y hasta la verga de encolerizado por la estupidez que hizo YoonGi de soltarse cuando él ya había tenido un maravilloso plan. Reclamándole lo agarró del cabello y lo jaló como muñeco de trapo, porque el estúpido fue egoísta en querer morir e irse sin él cuando le había jurado amor eterno o como si esas vergas dramáticas le gustaban.

— ¡Pero, amorcito!

— ¡Yo dando mi mayor esfuerzo para ayudarte y tú soltándote, pendejo de mierda! ¡¿Qué tienes en esa cabeza?! — Gruñó — ¡¿Cómo te atreviste a soltarte, ah?! ¡Yo ya tenía todo controlado, idiota! ¡Yo te iba a salvar, imbécil!

ᴍɪɴ's sᴇᴄʀᴇᴄᴛ  ☞ ʏᴀᴢᴀᴇʟ/ʏᴏᴏɴᴍɪɴ [ ʟɪʙʀᴏ ᴅᴏs ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora