☞ ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ sᴇᴠᴇɴ ☜

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— Pasa, tú, pendejo de mierda.

— Pero no me hables así, ¿sí?

JiMin rodó los ojos, luego de eso agarró a YoonGi de la chaqueta y a fuerza lo jaló hacia adentro del departamento en donde ahora viviría con YajaTzael. Ese buen hombre le había pedido que él se encargara de ello por lo que andaba ocupado en la agencia y esas vergas.

— Es muy bonito y muy grande.

Él asintió bastante de acuerdo con que ese departamento era más grande que el ego de YajaTzael. Se dio la vuelta para mostrarle algunos lugares a YoonGi, sin embargo, logró percatarse de que ese chico estaba viendo bastante ido su trasero, dándole a entender que jamás habló del departamento.

— Eres un vulgar.

Con el ceño fruncido le estrelló la mano en la mejilla para que así dejara de verlo de esa forma tan pervertida. YoonGi entonces sí salió muy abruptamente de sus obscenos pensamientos y ahora se sentía avergonzado de haber sido cachado viéndole el trasero cuando muchas veces ha podido pasar desapercibido, pero ése no era el punto, el punto era que tenía un bonito trasero y ya.

— ¡JiMin-Ah, que tienes algo pegado ahí!

— No me digas que tengo un chicle. Qué asco...

— No. Más bien mi mirada, pero...

— ¡Eres un pervertido!

— ¡JiMin-Ah!

El menor le dio una patada en los bajos que le sacó el aire por completo, llegó a caer al piso y hacerse bolita mientras gritaba entre lágrimas como si su vida dependiera de ello. JiMin, por su lado, solamente se sentó en el sofá para revisarse las uñas en espera de que él terminara su espectáculo.

— Era u-una broma, JiMin-Ah.

Al final logró acomodarse boca arriba, miró el techo con los ojos más cerrados que abiertos, con lágrimas resbalando de las esquinas mientras se perdía en ver la luz del cielo en busca de seguirla. Era tan hermoso saber que estaba a nada de tocar las suaves nubes de algodón.

Lamentablemente, JiMin no le permitió entrar al cielo porque se le sentó en el regazo y lo miró de ceja alzada, también puso las manitas sobre sus pectorales para sostenerse. Él entonces dejó sus manos en esas piernotas tan gordas y fuertes por las cual ha llegado a babear un millón de veces con ganas de que lo ahorque con ellas.

— ¿Quieres que te muestre mi habitación? Todavía me falta acomodar todo, ya sabes — JiMin comentó — Podemos algún día hacer una pijamada, ¿no? Sería divertido pasar toda una noche juntos.

— Acepto.

— Perfecto.

Él miró a YoonGi y YoonGi lo miró a él, porque se supone que luego de eso debían levantarse para ir a la habitación, pero ninguno de los dos mostró intención de alejarse o algo similar. Él seguía sobre el regazo de ese chico y éste seguía teniendo las manos en sus muslos, dejándole una que otra caricia como para romper o crear más tensión.

— Entonces...

YoonGi carraspeó, golpeteó los dedos contra sus muslos en busca de espantar tan terrible tensión que se había creado en el ambiente. Miró luego a JiMin cuando éste, supuestamente, empezó a acomodarse mejor sobre su regazo, pero tales movimientos solo hicieron que él le apretara los muslos para decirle que dejara de hacerlo, ya que podía provocar algún problemilla que tendría que bajarse sí o sí.

— Bueno... Muéstrame tu habitación, bebé.

— Qué aguafiesta eres.

JiMin rodó los ojos, se levantó de su regazo un poco enojado porque había esperado que él iniciara todo, ya que le ha traído unas ganas después de saber que era tan bueno en la cama, pero se puso muy fresa y simplemente no dejó que nada ocurriera por miedo a arruinar tan bonita amistad. Había creído que JiMin se enojaría, por eso mejor prefería alejarse en ese aspecto.

ᴍɪɴ's sᴇᴄʀᴇᴄᴛ  ☞ ʏᴀᴢᴀᴇʟ/ʏᴏᴏɴᴍɪɴ [ ʟɪʙʀᴏ ᴅᴏs ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora