☞ ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴛʜɪʀᴛʏ ᴇɪɢʜᴛ ☜

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— Son buenos jefes, entonces.

— Yo diría que son un pan de Dios, sin exagerar.

YajaTzael asintió ante lo dicho por uno de los trabajadores de la fábrica Min e hizo apunte en su tableta para completar el reporte que debía tener como el inspector que era. Ya había entrevistado a más de veinte trabajadores y todos habían hablado maravillas de la familia Min, desde que eran excelentes seres humanos hasta que poseían una humildad increíble, así que por lo mismo no tenía ni una queja apuntada. Y claro que había llegado sin avisar a la fábrica, para tomar por sorpresa a los jefes y a los trabajadores, entonces sabía que todos los testimonios eran verdaderos y válidos.

— Hablando acerca de Min Zael, ¿cómo los trata?

— ¡Es un encanto de hombre!

La mujer que estaba en la sección de empaquetado llegó a sonreír tan grande que el dolor de mejillas más bien le dio a él y ella se mostró bastante feliz e irradiante ante la mención de Min Zael, tan emocionada que no pudo evitar sentirse celoso. Es que él sabía que si antes ese gatito siendo cruel tenía a muchas personas detrás de sus bonitos huesos, ahora que era un amor debía de tener a medio mundo a sus pies y entonces más de alguien querría quitárselo.

Eso sí jamás.

— Ese hombre es la persona más pura que jamás podrá encontrar, señor. Es amable, carismático, humilde.

— ¿Y trata bien a sus trabajadores?

— ¡Nos trata de maravilla! Siempre está al pendiente de nosotros, siempre es considerado y comprensivo.

— ¿No ha habido quejas de él?

— Nunca ha habido una sola queja de él, es que es un hombre excepcional... tan lindo.

Él sufrió como de un mal sabor de boca ante la iluminada mirada de esa mujer, de esos suspiros tontos que soltaba mientras hablaba maravillas de Zael, de su gatito. Y lo peor de todo es que se notaba que no era ciega y que, como todos, sabía lo hermoso y precioso que era Zael, haciendo entonces que él quisiera mandarla al quinto infierno por suspirar por el gatito que tenía dueño sin saber que ya lo tenía.

— Y es muy guapo y muy soltero y...

— Muy gay.

Una vez hasta la verga de celos, apagó la tableta y refunfuñando se fue de ahí para alejarse lo mejor posible de esa mujer y evitar así mandarla al infierno, no porque le tuviera lastima o piedad, sino porque estaba en horas de trabajo y debía ser ético. Así que mejor se fue hacia la otra sección para seguir entrevistando a más trabajadores y con ganas de terminar rápido, porque es que moría por ver a Zael de forma no muy accidental.

— Inspector, no sabíamos que vendría hoy.

— El chiste se cuenta solo, Min HySeok.

No sabía si podría denominar encontrar a toda la familia Min como buena suerte o mala, porque el que estuvieran todos juntos sería hacer difícil el acercamiento hacia Zael y lo sería debido a que sabía muy bien que tenía a unos hermanos patéticamente celosos. Y no es que no pudiera lidiar con gente de su calaña, era más bien que debía portarse bien frente a ese gatito que se había puesto tímido al verlo y que se había escondido detrás de su futuro suegro.

— Veo que sabes mi nombre, pero yo no me sé el tuyo.

— Park YajaTzael y... Hola, Zaelly.

Bien.

Está bien.

Se sabía perfectamente bien que él era un hijo de puta que no le tenía miedo al éxito, así que mucho menos podría tenerle miedo a tres hombres posesivos y tóxicos que, en cuanto dijo lo último referente al menor de la familia, lo voltearon a ver con balas en los ojos y con unas intensas ganas de golpearlo por el atrevimiento tan grande que tuvo. Y él ni siquiera le prestó atención a sus cuñados rabiosos, ya que su mirada estaba únicamente en Zael, en el precioso hombre que había salido de ese escondite para acercarse a él tan rápido como un rayo y con una sonrisa tan grande por no haber tenido miedo de hablarle frente a sus hermanos como había creído.

ᴍɪɴ's sᴇᴄʀᴇᴄᴛ  ☞ ʏᴀᴢᴀᴇʟ/ʏᴏᴏɴᴍɪɴ [ ʟɪʙʀᴏ ᴅᴏs ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora