ᴍɪɴ's sᴇᴄʀᴇᴄᴛ ☞ ʏᴀᴢᴀᴇʟ/ʏᴏᴏɴᴍɪɴ [ ʟɪʙʀᴏ ᴅᴏs ]

☞ ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴛʜɪʀᴛʏ ᴏɴᴇ ☜

— ¿Cómo está?

— El ritual está haciendo sus efectos. Pronto estará completamente recuperado.

YajaTzael bajó la vista para fijarse en JiMin, en ese bello durmiente que descansaba al desconecte del mundo, completamente en coma por el ritual que él había hecho en busca de darle la vida que perdió, porque la había perdido gracias a esos animales que le hicieron daño. Mientras en las noticias salía el caos que ocurría por todo el mundo, en donde millones de personas estaban muriendo de forma desconocida e inexplicable, él cogía esas almas para hacer que el ritual fuera más poderoso y así JiMin se recuperara más rápido.

Había prometido que cada gota derramada de su hijo sería un centenar de personas muertas en ese mundo y que cada lágrima un grito de ayuda, y fue algo que cumplió como Lucifer y como Park YajaTzael, porque mientras su hijo estuviera en ese sueño, personas seguirían muriendo y la eterna tiniebla estaría por encima de ellas, así Dios intentara doblegarlo. Y todo eso acabaría hasta el día en que su hijo despertara a salvo de las heridas que la humanidad le provocó.

Su pecho estaba cerrándose con cada día, con cada alma su corazón se regeneraba y entonces solo era cuestión de más personas muertas para que lograra despertar de ese profundo sueño al que él lo había metido para guardarlo hasta que estuviera completamente recuperado. Miles de demonios estaban alrededor de esa piso en el que JiMin estaba acostado, en medio de mieles de velas negras y el símbolo satánico más poderoso del mundo como parte del ritual.

— Te traigo noticias de Min YoonGi.

— ¿Qué pasó con él?

— Murió.

Asustado volteó a ver a su hijo menor, YaZaelly, por la sorpresiva noticia lanzada de esa forma tan estrepitosa, y había creído eso si no es fuera porque ese niño se soltó a reír hasta hacerle saber que tan solo fue una broma. Acabó chupando los dientes y dándole un golpe en la cabeza por estar jugando con esas cosas sabiendo que YoonGi era muy importante para JiMin, para ese chico de enana procedencia.

— Estúpido.

— Que no está muerto, pero si está muy grave de salud. Los médicos dicen que la golpiza fue muy fuerte y que le rompieron casi todas las costillas, le dislocaron uno de los brazos y le rompieron la pierna derecha — Notificó el menor — Está en Terapia Intensiva y todavía no despierta desde que llegó al hospital. Eso sí, está intubado, ya que no puede respirar por su propia cuenta y, pues, sí está llamándome.

— Y no te lo vas a llevar.

— Soy la muerte, es mi trabajo llevarme a quienes mueren.

— Pero él no va a morir porque yo no le he dado ese permiso, ¿bien?

— Aww, lo amas.

YajaTzael rodó los ojos ante las burlas del menor, como si tuviera cara o culo de querer jugar de esa forma cuando más bien estaba muy preocupado por el estúpido de YoonGi y más por Zael. Ese hombre no podía enterarse acerca de lo que le estaba pasando a YoonGi y no permitiría tal cosa, porque es que si Zael llegaba a enterarse, entonces ahí sí que acabaría con su vida y hasta algo peor que eso.

— Tú, encárgate de que Zael no se entere de esto.

Uno de sus miles de demonios fue el elegido para esa misión dada por él, por el rey de las tinieblas, por su rey y entonces debía hacer bien las cosas para que no hubiera guerra en el infierno. Más tarde empezó a coger una forma humana, desde piel blanca hasta órganos bien hechos, con el rostro de YoonGi y su cuerpo en sí, de esa manera podría suplantarlo mientras era recuperado.

— Yo iré a verlo. Cuida de tu hermano.

— Está bien.

YajaTzael dejó un beso sobre frente de su hijo mayor, de su tesoro más grande que la envidia que alguna vez sintió por Dios. Le susurró algo al oído y después se dirigió hacia la puerta de esa habitación, abriéndola enseguida y entrando entonces a la habitación en donde YoonGi estaba, en Terapia Intensiva, en ese hospital en donde almas en pena pasaban de un lado al otro en busca de tener un lugar fijo.