☞ ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴛᴡᴇɴᴛʏ ☜

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— Hyungie...

— No me hables.

— ¡YajaTzaelly!

Zael se puso a reír, fue arrastrado de mala gana por parte de YajaTzael, quien se supone que no le hablaba, pero incluso así debía llevarlo de la mano porque era un gatito chiquito que en ocasiones era muy distraído y se le podía perder de vista. Ése no era el punto, el punto era que estaba enojado porque ese gatito estúpido no dejó que se llevara al cachorro hasta que le comprara las cosas que necesitaba para cuidarlo, como la casita, la comida y ese tipo de cosas.

Puras promesas.

— Pero, YajaTzaelly, yo no hice nada malo.

— ¡No dejaste que me trajera a Jesús!

— ¡No se va a llamar así, Park YajaTzael!

— ¡Es mío y si yo lo quiero llamar Dios, Dios se va a llamar, gatito estúpido!

El menor se estrelló la mano contra la frente una vez salieron del elevador tomados de la mano, porque no podía creer o tal vez sí, que YajaTzael fuera tan YajaTzael como para ponerle de esa forma al pobre cachorro. No podía siquiera hacer algo para cambiarlo, no cuando ese hombre era el temido rey del engaño, el maestro de las mentiras y dueño de las tinieblas.

— El rey del engaño terminó engañado. Te he fallado, Satán.

Ese incomprendido hombre comenzó a refunfuñar mientras pasaba el brazo por sus hombros para tenerlo mucho más cerca, ya que cualquier vecino estúpido podía aparecer y ver demás lo que no tenían el derecho de ver. A pesar del supuesto enojo y disgusto, no estaba evitando sonreír por los tantos besos que Zael estaba dejando en su mentón.

— ¿Te das cuenta, ah?

— ¿De qué?

— El rey de la manipulación está siendo manipulado por un gatito mortal — Comentó — Ya los gatitos no son como antes, son cosas que indignan.

— ¡YajaTzaelly!

Si había algo en lo que Zael era experto, a parte de comer, molestar, llorar y a hacer desastre; en reírse hasta de la más mínima estupidez y su risa era tan bonita que daban ganas de pasar escuchándola todo el día. Ese Min Zael no estaba ni cerca de ser el señor Min al que conoció, ese tipo amargado, grosero y gruñón que parecía ponerse a la defensiva cada vez que alguien se acercaba.

Min Zael le estaba dando la mejor versión de sí mismo y él solo le estaba pagando con mentiras.

— Gatito, ¿te acuerdas que te había comentado que mi hijo menor vendría?

— Sí.

— Pues, debes tener con cuidado, ¿ah?

— No me digas que es como ese Tarzán de maceta... digo, como JiMin.

Como regaño le pellizcó la mejilla al menor con fuerza por la manera en que llamaba a su chaparrito bonito cosito precioso, ocasionando así que ese gatito soltara un quejido ante tal grosería que se le había dado. Solamente que olvidaba que estaba en dis que modo son de paz con JiMin y entonces se le salían los apodos.

— Es peor que mi enano. YaZaelly es más... como que jode más que la gran puta, en ocasiones es bipolar, tiene problemas de agresión y de conducta — Comentó YajaTzael — Sí te descuidas te anda toqueteando, es muy coqueto, presumido, engreído, celoso, estúpido, pero inteligente y...

— Aww, como tú.

— Me disculpas, pero yo no soy bipolar, tampoco tengo problemas de agresión, ni de conducta — Aclaró — Tampoco ando toqueteando, tampoco soy presumido, ni engreído, ni mucho menos celoso.

ᴍɪɴ's sᴇᴄʀᴇᴄᴛ  ☞ ʏᴀᴢᴀᴇʟ/ʏᴏᴏɴᴍɪɴ [ ʟɪʙʀᴏ ᴅᴏs ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora