☞ ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴇɪɢʜᴛ ☜

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— Su Cristo...

YoonGi observó el piso por unos segundos, después observó la puerta, la ventana y toda la habitación en general menos a JiMin. Ese precioso chico se había quitado los jeans porque, supuestamente, quería ponerse algo más cómodo y no lo había dejado que saliera porque al final los dos son hombres y tenían lo mismo, pero es que verlo de esa manera lo llenaba de pensamientos sucios, en nada sano.

— Su Cristo, por dos...

La verdad es que llegó a caer en tentación y acabó desviando los ojos hacia JiMin ya aprovechando que éste le estaba dando la espalda. Tragó pesado al admirar tan preciosas curvas y tan divina piel, todo ese cuerpo era sinónimo de perfección, pero lo que más lo tenía hecho una pila de baba eran esas piernotas y ese inmenso trasero.

— Su Cristo, por tres...

Él estaba sentado en la cama, así que para evitar algún accidente o algo que arruinara ese momento, agarró una de las almohadas para dejarla sobre su regazo y así cubrirse la entrepierna. Decidió entonces mirar a otro lado para no causarse un doloroso problema que tendría que bajarse con la mano sí o sí.

— Oye, gatito.

— Mande, bebé.

— ¿Me puedes ayudar con esto? Es que no me suben.

— Con esas piernotas que te cargas lo único que podría subir es mi calentura.

JiMin hizo como que no escuchó eso porque, honestamente, era justo lo que había querido conseguir. Si algo había aprendido en toda la vida era a ser un maestro en el arte de la seducción, en ser el rey del primer pecado capital, así que estaba más que satisfecho de haberlo dejado en ese estado de inminente calentura.

Pareciendo inocente, como si no supiera lo que había provocado o tan solo haciéndose de la vista ciega, se acercó a YoonGi con una sonrisita pequeña. Le señaló que lo ayudara a subirse los jeans, ya que eran los de la otra vez con JungKook, que los malditos solo suben a fuerza.

— ¿Me ayudas, gatito?

— Yo te puedo ayudar hasta a quitártelos, mi rey.

YoonGi lo abrazó por la cintura, encantado con tenerlo así apoyó la cabeza en su estómago tan plano, restregó la mejilla ahí porque es que su piel era tan bonita y tan suave, también el aroma era tan delicioso que estaba perdiendo hasta la noción del tiempo.

— Eres tan precioso, mi príncipe de manitas tiernas.

Él sonrió, mordiéndose el labio acarició el cabello de YoonGi y de manera lenta se subió sobre él para sentarse en su regazo. Evidentemente, quitó la almohada porque no quería que nada le estorbara en ese momento, porque necesitaba sentirse cómodo.

— No te me distraigas tocando ahí, ¿eh?

— Yo toco hasta donde tú me dejes, angelito de cabello lacio.

— ¿Sí?

Eso fue bastante interesante, pero fue incluso más interesante sentir ciertas manos traviesas tocando su trasero suavemente, como si quisieran pasar desapercibidas. Eso lo estaba calentando y si se ponía caliente ya luego no podría tener el control de nada.

— Ayúdame con el pantalón para que podamos ver la película juntos, gatito.

— Pero... Está bien.

YoonGi suspiró decepcionado, es que le traía unas inmensas ganas de tocarlo, de besarlo, de devorarlo que por eso no debía tomar confianza. La verdad es que tampoco quería arruinar esa linda amistad ahora que se estaban llevando bien, no se perdonaría alejarlo de nuevo.

ᴍɪɴ's sᴇᴄʀᴇᴄᴛ  ☞ ʏᴀᴢᴀᴇʟ/ʏᴏᴏɴᴍɪɴ [ ʟɪʙʀᴏ ᴅᴏs ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora