☞ ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴛᴡᴇɴᴛʏ ɴɪɴᴇ ☜

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— Más de algún secreto debes tener, niñato estúpido.

Iu volteó a ver hacia ambos lados del pasillo para verificar si no había alguien que pudiera verla y cacharla intentando entrar a ese departamento que, evidentemente, estaba muy lejos de ser suyo. De su atractivo rostro surcó una sonrisa cuando pudo ver que no había gente por ahí y eso fue una clara oportunidad de insertar la clave en el sistema que desde hace mucho había podido robarle a YoonGi del celular.

Ese tal Park JiMin, para ella, era muy extraño y las personas extrañas solían tener muchos secretos, entonces entraría a ese lugar para buscar algo que pudiera servirle a su favor y hacer con eso que ese mocoso se alejara de YoonGi por completo. Min YoonGi era tan atractivo y precioso, tenía un personalidad increíble y aunque supo que arruinó todo rechazando la canción, sabía que sólo era cuestión de tiempo para tenerlo nuevamente en su mano.

No sabía cómo o siquiera cuándo, pero Min YoonGi terminaría siendo suyo solamente y terminaría siendo su dueña para siempre, porque si no se pudo con el tío, el guapo de Min Zael, quien durante mucho tiempo la había vuelto loca con su atractivo físico y hermosa personalidad, tendría que ser entonces con el sobrino que, básicamente, salía siendo lo mismo por el intenso parecido que ambos tenían.

— Listo. Veremos qué escondes, Park JiMin.

Una vez las puertas se abrieron, no perdió el más mínimo segundo en entrar a ese desolado departamento, ya que había sabido que ese tipo salió en la mañana a la universidad y el resto de la familia también había salido. Sonriendo lasciva recorrió con la mirada todo el gran lugar, pensando en que se tardaría mucho en revisar cada rincón de ese lugar, pero igual sabía que debía empezar por la habitación de JiMin.

Dispuesta a todo por Min YoonGi, se dirigió rápidamente hacia las escaleras en busca de ir al segundo piso para revisar de primero la habitación de ese chico. Claramente, no contó con que ese mismo chico estuviera abriendo la puerta del departamento y eso la hizo entrar en pánico, porque no sabía qué podría pasar si ella, la cantante más famosa y aclamada de todo el país, terminaba siendo descubierta dentro de un lugar en el que no tenía nada que hacer.

Sintiéndose nerviosa decidió ir a esconderse a la cocina, rogando porque a ese tipo no se le ocurriera la grandiosa idea de entrar ahí. Entró entonces a la cocina, con el corazón agitado abrió tan solo un poco la ventana de ahí que daba la oportunidad de ver hacia la sala, en donde logró observar que JiMin había llegado con YoonGi y que los dos se quedaban ahí para darse un estúpido abrazo de tontos enamorados.

— Hermoso príncipe de manitas tiernas, te amo mucho, mucho y mucho.

— ¿Sí? ¿Cuánto me amas? ¿Es mucho?

— Uh... Te amo lo suficiente como para volver a ir al infierno contigo.

— ¿Ah, sí?

La conversación estaba siendo muy cursi y aburrida para ella, no le encontraba nada de interesante o curioso a esas palabrerías que tanto celos le daban y más porque llegó a creer fielmente que eso de visitar el infierno había sido tan solo una metáfora. Evidentemente, estuvo muy lejos de esperar o pensar que en realidad no fue nada metafórico cuando, sin saber cómo, la sala se encendía en llamas en menos de dos segundos.

Dios.

Asombrada y sin palabras se cubrió la boca con las manos como para no gritar y venderse sola, porque es que estar viendo todo eso no era algo que pasara a diario. No lo entendía, simplemente no entendía cómo JiMin estaba haciendo para mantener la sala en medio de llamas y no salir corriendo, no entendía por qué seguía riéndose y hablando con YoonGi de lo más normal, como si estar bajo el fuego fuera cosa del día a día. Estaba en serio intentando procesar lo que estaba viendo, lo que sus ojos estaban presenciando en esos momentos.

ᴍɪɴ's sᴇᴄʀᴇᴄᴛ  ☞ ʏᴀᴢᴀᴇʟ/ʏᴏᴏɴᴍɪɴ [ ʟɪʙʀᴏ ᴅᴏs ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora