☞ ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴛʜɪʀᴛʏ sᴇᴠᴇɴ ☜

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— Se ve tan precioso.

YajaTzael suspiró, nostálgico se apoyó contra ese árbol y siguió viendo a Zael desde la lejanía, en cómo ese gatito tonto había dejado las llaves dentro del coche y que su abrigo quedó atorado entre la puerta, entonces estaba forcejeando para poder liberarlo. Y se veía tan lindo discutiendo con el auto y agarrarlo a patadas mientras lloraba a moco tendido por no lograr sacar su abrigo de ahí que él solo estaba enamorándose todavía más.

Lo que era mejor para él era que desde ahí lograba notar esa aura radiante, ese brillo en los ojos que demostraba estar muy lejos de tener preocupaciones y ansiedades como las que había tenido antes. Y pensó entonces que si era tan feliz, al final ese sacrificio valió la pena en cada segundo, porque ahora estaba con su familia, porque ahora se sentía amado y no tenía esas ansiedades, esos miedos o esas depresiones con las que lo conoció.

— Mi gatito por fin es feliz.

— Eso ya es acoso, Luzbel.

— Pero qué... ¡Lo tuyo es acoso!

Asustado se puso una mano en el pecho por la aparición tan abrupta y sorpresiva de su enemigo más grande, ese Dios tan engreído que bajo del árbol luego de haberlo estado viendo acosar como loco a Min Zael. En cuanto se hizo a su lado, su túnica blanca pasó a ropa casual blanca, así como vestía su creación en la actualidad. Se sacudió la camisa y entonces volteó a ver a ese hombre que seguía forcejeando por sacar el abrigo de entre la puerta del auto.

— ¿Por qué no te le acercas en vez de mostrarte como un acosador?

— Tu sentido del humor sigue siendo un asco.

YajaTzael rodó los ojos, queriendo ignorarlo se cruzó de brazos para ver nuevamente a su gatito y no pudo evitar sonreír de ternura al fijarse en cómo se sentaba en el piso para descansar luego de tanto forcejeo. Viéndolo así le entró el miedo de que conociera a alguien que pudiera enamorar a ese gatuno corazón y si eso pasaba, él solo tendría que enterrar el amor que sentía y dejarlo libre para siempre, incluso si eso le arrancaba el alma pedazo por pedazo.

— Lo dije en serio, Luzbel. ¿Por qué no te le acercas y ya?

Él volteó a ver a Dios de mala gana y había querido mandarlo a la verga, pero entonces se dio cuenta de que había una mesita de jardín lujoso en medio de ellos, que los dos estaban sentados frente a ella y que ese tipo estaba sirviendo el té mientras se ponía unas gafas de sol porque la luz era un estorbo para sus ojitos de colores, tan rosa y tan púrpura. Y todo estaba bonito a pesar de que no supo ni siquiera en qué momento se había sentado.

— ¿Sabías que en mis otros mundos tú tienes un hermano gemelo?

— ¿Sí?

— Sí. Se llama Dael y, por si lo has notado, yo soy él.

— ¿Entonces debo llamarte Dael?

— Bueno, es mejor que cualquier apodo ofensivo.

Él se puso a reír, no de forma sarcástica o burlona, sino de una forma sincera y divertida, pues ese comentario en serio le dio risa. Además, estaba asombrado de saber que entonces en otro mundo tenía un hermano llamado Dael y que tenía esos ojos de colores tan llamativos, también por el hecho de que su teoría de otras vidas al fin fueron confirmadas en que, efectivamente, existían.

— ¿Es que sí puedo acercarme a él?

— Preferí retroceder el tiempo porque iba a ser el mejor atajo, era como matar a dos pajaritos de un solo tiro — Comentó Dael — No creí que ibas a pensar en que lo hice para que no te acercaras a él. Vi la oportunidad de que iniciaras de nuevo y la tomé.

ᴍɪɴ's sᴇᴄʀᴇᴄᴛ  ☞ ʏᴀᴢᴀᴇʟ/ʏᴏᴏɴᴍɪɴ [ ʟɪʙʀᴏ ᴅᴏs ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora