Carla

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Octubre 2021

Esa fotografía la había detenido de ir a Madrid. No era rubia, todo lo contrario, era pelinegra... y había de dos, o Samuel era muy buen fotógrafo o la chica realmente estaba buena. Así no podía ir a Madrid, no iría, no lo haría.

Y no lo hizo.

Cuando Jessica se fue a México ese verano, Carla había tomado un Tour por Inglaterra y Escocia, lo que fuera con tal de no ir a Madrid.

Porque Carla tenía emociones encontradas, inclusive empezaba a pensarse a sí misma como bipolar. Porque a ratos estaba tan molesta que no quería ver a Samuel y a nada ni nadie que tuviera que ver con él nunca más en su vida. Pero otras tenía unos celos tan terribles que quería mandar todo a la mierda y tomar el primer vuelo a Madrid solo para llegar y plantarse en la casa del chico, besarlo y provocarlo lo necesario para que terminaran haciendo el amor en su casa y demostrarle al mundo (específicamente a la pelinegra de la foto), a Samuel y a ella misma que ella seguía siendo..... ¿el qué? Ellos jamás definieron su relación.

Y eran esos momento cuando Carla lo lamentaba, mejor había definido algo con Yeray, a quien definitivamente no amaba, que con Samuel... a quien era palpable que Carla le había entregado más que su corazón.

Había terminado confesándose con Valerio cuando se había enterado que harían una reunión sus compañeros de las Encinas.

—Necesito saber ella quién es -había demandado Carla al chico de rulos.
—Vale, que creí que el único clavadito en esa relación era el Samu —dijo Valerio divertido.
—Valerio, no estoy jugando... y no es gracioso.
—Bien Marquesita, voy a investigar lo mejor que pueda de esta pelinegra sexy.
—Eso definitivamente no ayuda a que mantengas tu empleo —agregó la rubia con voz peligrosa y Valerio se puso serio.
—Okey, investigaré de la chica.
—Necesito un reporte completo, no me interesa que tengas que hacer para conseguirme información -dictaminó la rubia con ímpetu, antes de cortar la llamada.

Si alguien había dudado alguna vez de mi paciencia, bueno, tenía razón, no pude dormir por una semana entera. Agradecí a cada deidad posible cuando la videollamada de Valerio entró a mi teléfono.

—¿Y bien? —exigí.
—Nada jefa, nadie logró sacarle nada a Samuel, ya te estoy enviando un audio con sus exactas palabras, conseguí que Yeray me ayudara... claramente solo le dije que quería saber si Samuel seguía clavadito por tí y él ayudó, es todo, Yeray no sabe nada de que tú me mandaste a espiar.

—¿Entonces no la llevó?
—No, llegó solo, charló con esta chica... Mencía Blanco, pero nada más, hablaban de las rentas de apartamentos y le preguntó por su prima-hermana, al parecer se conocen.
—¿Mencía no es pelinegra?
—Jefa, no seas paranoica —aclaró Valerio—. Ella queda descartada, porque ella estaba en su casa con sus hermano cuando Samuel se fue a Marruecos. Pero anda, escucha el audio.

Carla escuchó atentamente el audio.

Como familia, una hermana.

¿Quien carajos podría ser? Carla no había conocido a nadie.

—Bueno... luego se fue así de repente cuando recibió una llamada, al parecer pasaría por chocolate e ibuprofeno y se los llevaría a alguien. Mira Carla, yo no me preocuparía, él dijo que era su prima-hermana, al menos eso le dijo a Mencía, la única con la que parecía charlar abiertamente, y Mencía corroboraba la versión, diciendo que extrañaba charlar con ella.

—Tienes que investigar sobre su prima.
—Voy a tratar, pero dudo que Samuel me diga más y Mencía ni se diga.
—¿Algún nombre?
—No me creas mucho, pero escuché algo de Lucía, pero hablaban tan bajito que no estoy seguro.
—Es algo...
—Es nada Carla, Lucía García o Lucía Domínguez... ¿Sabes la cantidad de Lucías que debe haber solo en Madrid?
—No, pero podemos averiguarlo —dije decidida.

—Por cierto Jefa... puede que mencionara que estabas saliendo con alguien... solo para ver su reacción —comentó Valerio.
—¿Y esa fué?
—Extraña, solo miró de frente hasta que sonó su teléfono.
—Gracias Val.

Carla odiaba no haber ido, o tan siquiera tener un video, esos ojos castaños no podían mentirle, no a ella... le hubiera gustado estar allí para leer sus ojos y saber qué pasaba, inclusive pudo haberlos leído cuando hablaba de la pelinegra.

—¿Vas a perdonarlo por subir una foto de una chica que no sabemos quien es entonces? —preguntó Jessica sentándose mientras comía ensalada.
—¿De qué hablas ahora?
—De Ojos de capulín, ¿Lo perdonarás por la foto?
—¿Qué mas da eso? —dijo Carla a la defensiva.
—Que le falta brillo a tus ojos cuando lo mencionas y la Carla psicópata asusta más que la Carla enamorada -determinó Jessica.

—Parece que es su prima-hermana —le confieso a Jessica.
—Wow... tanto drama para que sean familia... Carla, ¿Estás consciente de que dejaste de ir a verle porque subió una foto con su prima?
—Deja de repetirme eso por favor.
—Oh!!! estas muy mal si crees que lo haré... ¿Qué clase de amiga sería?
—Una buena.
—Pues que lástima por tí, porque seguiré recordándote que tus celos son demasiado malos.

—Me siento estúpida —admitió Carla a Jessica.
—La aceptación es el primer paso amiga mía... —bromeó Jessica y Carla solo la golpeó con el cojín del sillón.

No era Lu, pero Jessica era una buena amiga y se alegraba de que al menos algo bueno le había pasado en Londres.

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