Samuel y Lu

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18-Noviembre-2020

Lucrecia al final había tenido razón. Fue allí cuando Samuel se dio cuenta que la vez que ella lo había "amenazado" en los casilleros, ella había estado muy mal emocionalmente hablando; porque ahora conocía lo especial y cabrona (palabra de la mexicana que ya se le estaba pegando un poco) que podía llegar a ser Lucrecia Montesinos. Al final la mexicana había logrado armar una escenita tan perfecta como ninguna otra y había dejado fría a Ari. Decir que le había sorprendido ver a Lucrecia de rubia, era poco, y ver su actuación de ligue celosa, había sido mil veces mejor, Samuel jamás se imaginó que Lucrecia realmente fuese a fingir ser Carla, si bien era una imitación cómica, debía admitir que la Mexicana si que conocía perfectamente bien las manías de la Marquesita de Caleruega. De vuelta para el piso de Samuel, se habían reído de las reacciones de Ari todo el camino en el cabify.

Y Ari finalmente lo había dejado en paz, a pesar de sus constantes encuentros en el grupo de debate.

El día que Mencía había desaparecido, Samuel le había contado a Lucrecia que se había ofrecido a acompañar a Ari a casa de Rebeka para ver si se encontraba allí. Lucrecia solo rezaba para que Ari no empezara con sus cosas raras. Lucrecia estaba demasiado ciscada con todo lo que implicaba gente desaparecida, así que Samuel la mantuvo al tanto de todo, esa noche le invitaron a cenar pizza con los Blanco y él aceptó por cortesía, pues había sido Ari quien lo había invitado y se dio cuenta que había sido de buena gana, sin dobles intenciones.

Pero había olvidado comentárselo a Lu, así que tuvo que llevarse una buena reprimenda de la chica cuando volvió al piso.

—Pero entonces ¿La encontró Rebeka? —preguntó después de la bronca que le había echado al pobre de Samuel.
—Si, no dio más explicaciones y de repente se incorporó a la cena, me sentí mal por ella, porque nadie le puso atención, fue como si ella no existiera.
—Es algo usual en nuestro medio, pasé lo mismo un par de veces —dijo Lucrecia con una mueca—. Te pasa algo y todos creen que lo que haces es para llamar la atención.
—Solo pude preguntarle si estaba bien, ella se sorprendió y solo negó con la cabeza, pero me dejó allí parado y se fue.
—Espero que ella se deje ayudar.

Lucrecia no insistió en el tema y Samuel tampoco le preguntó más a Rebeka, pues ella parecía feliz con Mencía y la chica se veía mejor que antes. Samuel había decidido enfocarse en el debate, allí tenía puestas sus esperanzas para su futuro en Oxford y pensaba tomar ese pequeño gancho. El día del debate Samuel llegó con toda la actitud, listo para ganar ese debate, Lu y él lo habían repasado bastante y Samuel era casi magistral en su defensa. Lo único con lo que no había contado, es que Ari utilizaría el particular caso de Nano contra él. Aún con todo lo que Benjamín pudo haberle dicho a Samuel... llegar a casa y escuchar a Lucrecia maldecir a Ari fue lo mejor que tuvo su día.

Por su parte, Ari de verdad la estaba cansando, esa niñata no sabía nada, no conocía la historia de Marina, Nano y Samuel... y esa estúpida no sabía aún como lastimaba el tema al Camarero, porque ella podía verlo en sus ojos, no le lastimaba por Marina, pues Lucrecia estaba segura que no la amaba realmente, no como a Carla; pero el hecho de ser traicionado por un hermano, eso hasta Lucrecia lo entendía y había sido un golpe muy bajo. Esa noche Lucrecia mandó a la chingada todo lo relacionado con el debate y a todos los implicados. Esa niña no tenía derecho a hablar de Marina y cómo habían inculpado a Nano por un asesinato que había cometido Polo y que Carla había cubierto, asesinato por el cual Samuel había encontrado a Carla y viceversa, asesinato por el que ella misma había matado a Polo por accidente... eran demasiadas heridas que esa estúpida no tenía derecho a remover.

A pesar de eso, alentó a Samuel a seguir en el equipo de debate, era una oportunidad para la universidad, una que él tenía que aprovechar.

—No seguiré —dijo Samuel.
—Ohh... Claro que lo harás, tal vez ha ganado una batalla, pero no la guerra... ensayamos esto centrándonos en que era un debate justo, pero parece que esa niña de justicia no sabe nada... estás en un estanque con un tiburón... pero no será problema la siguiente vez, porque si alguien sabe cómo manejar tiburones, es alguien que ha crecido entre ellos, y Darling, yo crecí en una alberca llena de ellos —declaró la chica—. Vas a aprender a moverte entre tiburones ricos.

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