Samuel y Lu

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Agosto 2024

Iniciar agosto fue una odisea para todos, Raquel y Dani estaban en el último año, Lu y Samuel estaban por iniciar el tercero e iban a iniciar con su nuevo proyecto de negocio, Lucrecia había hecho crecer bastante sus inversiones y acciones, por lo que contaban con una gran parte del capital necesario.

Lu y Samuel comenzaron a esclarecer bien todos los puntos de su nuevo negocio. Artemis los había ayudado, a pesar de que Lucrecia parecía tener casi todos los puntos cubiertos, después de todo, no podían dejar nada al aire o la junta directiva iba a negarles la inversión. Artemis ayudaba como podía, tomándolo como un descanso de su nuevo y absorbente trabajo llamado Hera, él corregía sobretodo el plan de negocios, no es que realmente necesitaran mucha más ayuda, pues Lucrecia había crecido en eso, y si algo sabía Lu era cómo hacer negocios, pero de buena forma aceptaron la ayuda de Artemis para detallar ciertas cosas.

—No puedo creer que escogieran justamente el nombre de Hera —dijo Raquel con dramatismo—. ¿Es que no saben que las Heras son malas? —preguntó Raquel con un puchero.
—¿Cómo le podrías tú? —inquirió divertida Lucrecia, Dani y Sammy estaban muy atentas a la que sería la respuesta de Raquel.
—Athena —dijo inmediatamente Raquel—. Wow, esperen ustedes NO oyeron eso.
—¿Has hablado con Ares sobre bebés entonces? —la molestó Dani.
—Lo hablamos alguna vez, cuando nació Hera... pero no es algo que hayamos discutido con profundidad.

—Con lo que ustedes follan, yo habría jurado que ibas a ser la primera en darle nietos a Juan —comentó Sammy y Raquel se puso colorada hasta las orejas.
—¿Por qué todos dicen eso? —preguntó la castaña apenada.
—Porque es lo que todos pensábamos —aclaró Dani.

—Hola chicas, volvi y traje a alguien conmigo —dijo Samuel entrando a la casa.
—¡Lu! —gritó animada Mencía Blanco y Lucrecia se levantó corriendo a abrazar a la chica.
—¡Mencía! —saludó la mexicana sonriente.

Las presentaciones pertinentes se hicieron, Mencía se quedaría en casa de Samuel y Lucrecia durante su estancia de dos semanas en Barcelona. Había ido porque la empresa Blanco planeaba expandirse y había sido trabajo de Mencía cubrir Barcelona, pues su hermana Ari se había querido encargar de Londres y Patrick se había quedado con Millan.

En otras circunstancias posiblemente Mencía hubiera reclamado, pero era el pretexto perfecto para poder ver a sus amigos sin que nadie cuestionara su estancia en Barcelona.

—Samu y Lu, deben acompañarme a una cena importante, hay una empresaria que quiere abrir una galería de arte en Valencia y quiere dejar el proyecto en manos de un arquitecto español, pero siento que es buena oportunidad para que ambos se presenten como equipo ya no como Lucrecia y Samuel, sino como Ricardo y Luccía—había comentado Artemis a los chicos en una cena.
—¿Una galería de Arte? Me interesa, ¿De quién hablamos? —preguntó Mencía.
—Es alemana, su nombre es Edelina.
—No será la hija del dueño de la empresa de materiales más importante de Alemania ¿O sí? —inquirió Mencía.
—De hecho lo es —respondió Artemis sorprendido.
—¿Y podría ir a esa cena yo? Blanco & Co. intenta establecer acuerdos con los Müller desde antes de que metieran a papá a la cárcel —preguntó Mencía.
—No veo porqué no.

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