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Samuel y Lu

Septiembre 2025

Para sorpresa de las chicas, Samuel no involucraba sentimientos con Victoria, ambos parecían estar llevando su trato a la perfección, ya se habían anunciado oficialmente algunos de los títulos de la duquesa, lo que implicaba una cuenta regresiva para esa extraña relación.

—Para su tranquilidad mental, mis queridas chicas —dijo Samuel una tarde—. El compromiso se anunciará en el baile de navidad, así que pueden respirar.
—Tío, yo tengo una pregunta —dijo Ares alzando su vista de su libro de Fisiopatología Clínica—. ¿Cómo has podido tener sexo con ella si sigues enamorado de la Marquesa?
—Dios Griego, aquí no aplica eso... ya que Vic también es Marquesa de no se que tantos lugares —dijo divertida Raquel.
—Duquesa —aclaró Lucrecia por inersia—. Siempre se les llama por el título de más rango que posean.

—Ella lo sabía —le aclaró Samuel a Ares—. Estaba consciente de que Carla era quien estaba en mi mente cada vez.
—Sigue siendo extraño, pero no soy yo quien te juzgará por ello —aclaró el chico.

—Entonces ¿Ya lo han dejado? —preguntó Lucrecia.
—Si, Lu -aclaró Samuel—. Pero seguimos siendo amigos.
—Wow... ustedes si que rompieron todas las reglas de mis novelas de Wattpad favoritas —dijo Raquel.
—¿Qué? —preguntó Ares.
—Ya sabes Dios Griego... donde los dos protagonistas dicen que solo es sexo sin compromiso y terminan encoñados mutuamente o uno termina herido... jamás he leído una novela donde acaben su acuerdo y sean tan buenos amigos... así que perdóname Samu, pero hasta no ver, no creer —dijo Raquel.
—Entonces que bueno que hoy viene a cenar —rió Samuel.

—¡¿Y APENAS ME AVISAS?! —gritó Lucrecia mientras corría a su habitación—. Estoy en Fucking pijama.
—¿Te vasa cambiar solo porque ella viene? Con nosotros siempre estás en pijama —dijo Ares.
—Dios Griego de mi amiga... —dijo Lu asomando la cabeza desde su habitación—. Ustedes no son duques, marqueses o condes... crecí con una marquesa, no puedo estar a menos altura que eso, mi orgullo no me lo permite.

Noviembre 2025

—¡Por Dios Raquel! ¿Quieres dejar de dar de vueltas? Vas a llegar al piso de abajo —la reprendió Lucrecia.
—¡¿Pues por qué no cambian de piso? Si entre ambos ganan para algo mejor que esto?! —gritó Raquel.
—Porque tu sabes muy bien que también estoy pagando la renta del piso de Madrid y si nos mudamos a algo mejor, tendría que dejar de pagar esa renta y no podría perdonármelo —dijo Lu con voz plana, no quería pelear con Raquel.

—Tengo un retraso —soltó Raquel con mirada de circunstancia.

Lu sabía bien lo que significaba, y sabía que Raquel también, la chica era tan regular como la propia Lucrecia, de hecho, casi siempre solo se llevaban de diferencia unos 4 a 7 días entre sus respectivas menstruaciones. Ahora entendía su humor de perros.

—¿De cuanto? —inquirió Lu, ya cambiando su tono de voz.
—Mi ultimo periodo fue en Septiembre —dijo Raquel mordiéndose el labio inquieta.
—¿Te harás la prueba?
—No quiero un falso positivo o falso negativo... las pruebas caseras son poco específicas.
—¡Santo Cristo! Ares te contagia el lenguaje médico —se quejó Lucrecia—. Bien, te acompaño a que te tomen la prueba de sangre, esa es sensible y específica, como lo quiere la señorita Mendoza.

—¿Pero y mi nombre? Es... sería el bebé de Ares y no podría perdonarme un escándalo así sobre los Hidalgo.
—Bien, por eso es que voy contigo —dijo Lucrecia con paciencia—. Yo me registro, con mi nombre y me toman a mí los datos —dijo Lu lentamente para que no se fuera a escapar un detalle a Raquel en su estado de pánico—. Cuando me llamen para pasar al estudio, tú te metes con mi hoja, te toman la muestra y listo, yo recojo la prueba.