Samuel y Lu

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Diciembre 2021

Lucrecia había preparado la cena de Navidad pues Samuel había estado ocupado con su trabajo en el restaurante, se había esmerado a pesar de que solo serían ellos dos, pues de verdad lamentaba ver a Samuel tan metido en el trabajo.

Para esa fecha, Lu ya había intentado preguntarle por lo sucedido, pero él se negaba en rotundo a hablar, era como un tupper hermético... ella estaba limpiando la habitación de Samuel, pues habían acordado separar lo que se llevarían a Barcelona de lo que donarían; cuando se encontró algo muy curioso en uno de sus cajones.

Lucrecia lo reconoció de inmediato, recordaba aquella semana de la moda en 2015 cuando apenas tenían 14 años, habían comprado demasiadas cosas; pero la cereza del pastel había sido esa Braguita y Tanga de tul bordada Eibiza en el exclusivo color coral de La Perla, de la cuál solo habían confeccionado un conjunto en cada talla.

Carla había comprado talla D, había quedado fascinada con el conjunto y en la subasta había terminando pagando 4.500 € por ese exclusivo conjunto. En ese tiempo a Lucrecia se le había hecho una exageración, pero Carla había alegado que había hablado con Polo acerca de tener su respectiva primera vez y Carla quería estar preparada.

Después, cuando Carla le había dado detalles de su primera vez con Polo, Lucrecia había preguntado inevitablemente por el curioso y carísimo conjunto; se sorprendió cuando Carla le dijo que se había arrepentido a última hora, era algo que valía mucho dinero para desperdiciarlo en su primera vez con Polo.

Y aún con el pasar de los años, siempre que Lucrecia preguntaba por él, Carla siempre respondía que solo lo utilizaría en una ocasión muy especial, pues no cualquier persona merecía verla en un conjunto de 4.500 € y quitarle ese carísimo conjunto.

Solo para cerciorarse revisó la etiqueta... era el conjunto especial de Carla y estaba guardado en uno de los cajones de Samuel. Ese conjunto que en años jamás quiso utilizar para con Polo... estaba ahora en posesión de Samuel.

Lucrecia no era experta en el tema, pero concluyó que Carla debía estar demasiado ciega y demasiado estúpida... Carla enserio se había enamorado de Samuel, el chico no había sido solo un juego para la rubia, no había sido una follada... ¿Cómo es que había terminado yéndose y abandonando el que era seguramente el sentimiento más fuerte que había experimentado jamás?

Lu entendía que la dejara atrás a ella... pero ¿A Samuel?

Lu nunca había dimensionado lo que representaba emocionalmente Carla para Samuel, pero en ese momento lo entendió, por eso cuando el chico llegó del restaurante, ella lo esperaba con el conjunto en las manos, sentada en el sillón.

Fue cuestión de que Samuel reconociera el objeto para que se soltase a llorar tan desconsolado como Lucrecia jamás había visto a nadie en la vida. Esa noche Samuel por fin pudo contarle su historia con Carla a alguien, siendo totalmente sincero sobre cómo se sentía respecto a la rubia. Inclusive le contó que un poco antes de que ella llegase a tocar a su puerta, Carla y él habían compartido el piso por 7 días y que ese conjunto había sido lo que Carla había utilizado la primera noche que pasó allí, incluso, entre todas las cosas que le contó, le habló de los macarrones y lo que significaban en su relación con Carla.

—¿Te dejó un audio y ya? —preguntó Lucrecia indignada.
—Es patético, porque lo peor es que aún lo tengo —dijo Samuel con lágrimas más tranquilas que al inicio, rodando sobre sus mejillas—. Lo guardo porque tengo miedo de olvidarme de su voz.

Samuel se puso a buscar algo en su teléfono, Lucrecia sabía lo que era, sin embargo después de escuchar la historia completa, no estaba segura de querer escuchar ese audio. Como mucho era la mejor historia de Carla y de cierta manera se sentía como la mierda por no haber estado ahí con ella durante la maravillosa etapa que había vivido. No quería escuchar el audio de despedida de Carla a Samuel, porque justo ahora, Lucrecia tenía el corazón roto, por una historia que no era la suya, pero que al involucrar a su hermano y su mejor amiga, le dolía como propia...

"Samuel, te veo dormir y se que eres lo más especial y verdadero que me ha pasado nunca.

Y también se que no va a funcionar, los dos lo sabemos ¿No?

Creo que se lo que me decías en tus audios, lo que estabas pensando mientras cenábamos, cuando hacíamos el amor. Te estabas despidiendo y no sabías cómo. Pero me alegro que nos hayamos dado este final. No me arrepiento de haber perdido siete aviones; no me arrepiento de nada.

Gracias, Samuel. Por ser tú incluso a tu pesar. Gracias por querer a esta Marquesa Caprichosa y por derretir su coraza de hielo. Aunque lo nuestro no pueda ser, yo te voy a querer siempre"

El dolor en su pecho se hizo insoportable, Lu dudaba que su corazón pudiese romperse de nuevo luego de Guzmán, pero allí estaba, con el corazón nuevamente destrozado, jamás había escuchado la voz de Carla tan afectada, se notaba que le costó decir cada una de las palabras. Miró a Samuel que ahora lloraba en silencio. Y se preguntó por cuanto tiempo Carla también lloró esa despedida.

—Val y Yeray dicen que está saliendo con alguien —su voz fue apenas un susurro, pero había parecido un grito en el silencio del departamento.
—No tienes que seguir su ritmo, solo sigue el tuyo Samuel -dijo Lu.
—No creo poder volver a amar a alguien como a ella, Lu —dijo con la voz aún cortada.
—Nadie te pide que lo hagas... tal vez tu y yo si estábamos destinados a ser hermanos y solo nos desviamos de camino... somos como los cisnes, ya escogimos a nuestro compañero de vida... y no hay vuelta atrás.

Era una metáfora horrible y lo sabía, pero era cierta, ambos lo sabían.

—No sabía lo que significaban los macarrones —dijo Lu en un intento de distraer a Samuel que con cuidado cerraba el chat de Carla—. Pero ahora muchas cosas tienen sentido, y ahora entiendo porqué solo los preparas a veces, cuando las cosas van realmente mal... son tu promesa de que hay cosas buenas... De haberlo sabido antes no los hubiera preparado justo hoy.
—¿Hiciste macarrones? —preguntó curioso.
—Fue lo primero que comí cuando aceptaste recibirme y ayudarme y es lo que comíamos en los momentos difíciles, pensé que eran una buena opción...
—¿Podemos hacer un trato? -inquirió Samuel a lo que Lucrecia asintió—. Por esta vez cenaremos macarrones, pero en el futuro los dejaremos solo para el 23 de Junio ¿Estás de acuerdo?
—Tenemos un trato —aceptó Lucrecia. Carla tenía razón, Samuel era él, aún a su pesar, y buscaría complacer el significado bueno que los macarrones tenían para Lu—. El 23 de Junio y en los momentos más jodidos.

Esa navidad cenaron macarrones y pozole que la mexicana había googleado cómo prepararlo, charlaron sobre lo que harían hasta el examen y revisaron cómo iban las cuentas.

—¿Sabes? voy a extrañar este piso cuando nos vayamos a Barcelona, era nuestro piso, donde ella podía ser quien era sin que nadie la juzgara.

Después de eso Samuel se había ido a su habitación con el conjunto de Carla en su mano. Y Lu tomó una decisión, al escucharlo sollozar detrás de la puerta... si ese piso realmente significaba tanto para Samuel, ella vería que no lo perdiera. Ya había perdido mucho, Lu no dejaría que perdiera ese piso, así tuviera que irse a fregar pisos en Barcelona, conservarían el piso en Madrid. Aunque tal vez eso no se lo diría a Samu de inmediato... él también tenía que aprender a soltar a la rubia.

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Listo Seres de Luz... con este capítulo nos emparejamos a los que les debía... ahora sí, continúan semanalmente ;)

Azeneth

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