Capítulo 9

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Estamos sentados en las gradas de la sala de reuniones. Como todo aquí, me impresiona lo amplia que es. Emma, Kai y yo nos hemos situado en una de las filas de más arriba para poder comentar lo que queramos sin molestar.

Will y David están de pie al lado de la mesa redonda del centro de la estancia, conversando con Jonathan y Luka. Unos minutos después se les une Barbara y una mujer rubia que no conozco. Esta se acerca al líder de la Resistencia nada más entrar y me sorprendo cuando le da un beso en la boca frente a todos. ¿Será la madre de David? Imposible, es demasiado joven para ello, pues aparenta unos treinta años, como mucho.

Me percato de que a este no le ha gustado lo que ha hecho la mujer y muestra un gesto de desagrado absoluto en el rostro que no es capaz de ocultar. Esto resuelve todas mis dudas, la mujer es la actual pareja de su padre. A Jonathan no parece importarle en absoluto lo que piensa su hijo, pues rodea la cintura de la rubia con un brazo y la mantiene a su lado.

Los miembros siguen entrando y me doy cuenta de que David tenía razón. Es posible que sí llegue a haber aquí doscientas personas en estos momentos. Aguardamos un rato más, hasta que veo entrar a Sadie por la puerta, cerrándola tras de sí, así que supongo que ella será la última. El ruido del portazo llama la atención de los miembros importantes, que abandonan su conversación y se disponen a iniciar la asamblea.

Jonathan se posiciona delante de todos, haciendo un gesto para pedir silencio, pero el ruido sigue predominando en la sala. Si pretende hacerse oír haciendo eso me temo que está abocado al fracaso. Al parecer solo hay una persona capaz de callar a una multitud con un simple movimiento de su mano y no es él.

-¡Silencio, por favor!- Pide Luka en vano, pues pocos le escuchan.

Las conversaciones y gritos no cesan, así que Barbara se agacha para coger algo que se encuentra en los cajones de debajo de la mesa. Cuando se levanta, me doy cuenta de que es una campana bastante grande. Bien pensado, porque sino sería imposible hacerse oír entre todo este follón. La hace sonar fuertemente y por fin las personas empiezan a prestar atención poco a poco.

Cuando la gran estancia está por fin totalmente silenciada, Jonathan coge un micrófono y procede a hablar.

-Antes de empezar, quería daros la bienvenida a todos. De nuevo- Inicia. -Es un honor tener aquí a tantas personas que están dispuestas a luchar por esta causa.

Se queda un momento en silencio, como esperando un aplauso que nunca llega, así que opta por continuar sin más.

-La mayoría estáis aquí por una razón, por... Lo que sucedió la semana pasada. Como ya sabréis, el Rey Thomas ha ordenado volver a su hijo de las Cordilleras.

Esto provoca una oleada de cuchicheos y susurros en toda la sala, en la que supongo que cada uno trata de dar su opinión sobre lo sucedido, hasta que el líder vuelve a hablar con voz alta y clara para hacerse oír y captar la atención entre los murmullos.

-Sin embargo, nuestros espías nos han informado de que la situación en la frontera con Taësia sigue siendo inestable- Hace una pausa. -Por ello, no tiene ningún sentido que el rey ordene volver al hombre que más victorias ha logrado en esta guerra desde que empezó hace ya décadas.

Escucho como un hombre cerca de nosotros insulta al Rey Thomas y no puedo estar más de acuerdo con él. De pequeña nunca creí que llegaría a odiar a alguien, pero es imposible no hacerlo con la persona que te arrebató a tu familia.

-Así que solo tenemos dos teorías respecto a esto- Continúa Jonathan. -La primera es la obvia. El gobierno cada vez se le hace más difícil, está perdiendo el apoyo de gran parte de la nobleza e incluso de su propio consejo. Por esto os hemos mandado llamar, porque ahora es el momento de actuar.

El despertar de los caídos (#1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora