Ya estamos viajando de vuelta a la base. David y yo volvimos juntos a la posada, pero no nos dimos la mano ni nada parecido, por lo tanto supongo que ninguno de nuestros amigos imaginan lo que sucedió en el parque. Por ahora prefiero que sea así, pues sé que Emma me diría algo al respecto. Es mejor que sólo lo sepamos él y yo, al menos durante un tiempo.
Me dedico a observar con interés los paisajes que atravesamos mientras me agarro con fuerza a la cintura de David. El viento me golpea en la cara, alborotándome el pelo y aportándome algo de fresco, lo cual se agradece cuando estamos a finales de mayo.
Esta vez nos detenemos durante menos tiempo, dormimos bastante poco, y todo porque queremos llegar lo antes posible. Normalmente me quejaría por tener que madrugar tanto, pero esta vez yo también comparto la emoción por contar lo que ha sucedido, así que no me importa.
Durante los dos días y medio que dura el viaje David y yo estamos bastante tiempo juntos. No nos besamos enfrente de nuestros amigos, pero sí cuando nos encontramos solos. Nos dedicamos a conocernos un poco mejor, aprovechando que ahora podemos pasar bastante tiempo juntos.
Descubro cosas que me sorprenden, como que le gusta mucho jugar al parchís, hacer descenso en canoa por ríos e, impresionantemente, cantar. Le he pedido varias veces que cante para mí, pero aún no ha querido. Entiendo que quizás le dé vergüenza, así que no le voy a presionar.
La última noche de viaje decidimos darnos un pequeño homenaje, así que vamos a cenar a un restaurante que es un poco más caro de lo que estamos acostumbrados normalmente. Me gasto bastante, pero merece la pena por las delicias que pruebo. Además, me lo puedo permitir, pues tampoco he gastado una gran parte del dinero que me llevé inicialmente.
Todos se van a dormir, pero yo me quedo junto a David en el piso de abajo.
-Aún no puedo creer que lo hayamos logrado- Confieso con una sonrisa. -Parece un sueño.
-Sí, pero ten en cuenta que esta era la parte fácil. Primero tenemos que ver cómo les fue al resto de grupos. Si sólo somos los únicos que hemos conseguido el apoyo no nos servirá de nada.
-Tenemos que ser optimistas. Imagínate que llegamos y también hay buenas noticias.
-No creo que el grupo que viajó a Zemere haya logrado su apoyo, pero... Creo que podemos esperar que Savyrgo y Sodova sí nos apoyen.
-Me he dejado la chaqueta- Nos interrumpe Liam, apareciendo de repente.
Estira el brazo para cogerla, pero antes de irse se queda detallándonos por unos segundos, cómo si tratase de averiguar algo.
-¿Qué?- Pregunta David, incómodo por la observación.
-Nada, nada- Responde su amigo con un tono burlesco. -Sólo estaba pensando en algo, pero no creo que te guste oírlo- Comenta dirigiéndose a su amigo.
-Dilo, dilo. No te cortes- Lo reta, pero Liam niega con la cabeza.
-Se vive mejor en la ignorancia- Musita cuando pasa por mi lado.
Yo lo escucho pero David no lo hace, por suerte. No tengo claro a qué se refiere, pero es probable que sólo acabase provocando y enfadando a David, así que opto por no decir nada respecto a su comentario.
-¿Qué has dicho?
-Que tengo sueño- Miente. -Buenas noches, Beckeler. Buenas noches, Haley.
Nos quedamos viendo como se marcha y, cuando ya ha desaparecido por la puerta, David me interroga.
-¿Qué es lo que ha dicho realmente? O mejor dicho, ¿Qué ha insinuado?
-Ya te lo ha dicho él- Farfullo sin mirarlo.
ESTÁS LEYENDO
El despertar de los caídos (#1)
FantasyEn un mundo donde la opresión del Rey Thomas ha devastado a su gente, una joven, Haley, vive en las sombras como una plebeya común. Pero detrás de su fachada ordinaria yace un secreto extraordinario: ella es la princesa perdida del reino de Velstand...