Capítulo 53

193 45 1
                                    

Thomas no mentía. Al día siguiente partimos todos hacia Cráteris. Y cuando digo todos me refiero a él, todos los nobles kalaryenses que lo apoyan, todos los miembros de su consejo en general, nosotros tres, mis padres, y un montón de guardias. Al final, a Shira no le permitió venir, aunque no tengo ni idea de por qué.

Evidentemente, mis padres viajaron en otro transporte distinto a aquel en el que íbamos mis hermanos y yo. No sé si Thomas les contó lo que planeaba hacer, pero desde luego que a mis hermanos sí. Justo después de decírmelo a mí decidió que quería comunicarles su decisión a ellos en persona, para disfrutar con su reacción. Así que me obligó a ir con él, para ser testigo de ello.

Se notó que no se lo esperaban para nada, y a decir verdad yo tampoco. Aunque mi estancia ha sido corta, he podido notar lo mucho que disfrutaba el hecho de tenernos allí y poder hacer lo que quisiese con nosotros. El poder humillarnos y dejar el honor de nuestro apellido por los suelos. Pero se ve que ya se ha cansado de ello y ahora le parece mejor esta opción.

En cuanto a mí, creo que no siento lo que debería sentir respecto a todo esto. Debería estar aterrorizada, llorando a cada rato, suplicando clemencia... Pero no es eso lo que hago. Más bien, estoy como... entumecida mentalmente. Desde que empezamos el viaje me ha invadido una sensación de desrealización tremenda. Es como si creyera que todo esto es una pesadilla de la cual despertaré en cualquier momento. Que no es real.

No sé lo que piensan Matt y Ry, porque no hemos hablado de ello. La mayor parte del viaje lo hemos pasado en silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos. Sólo nos hemos comunicado para las cosas básicas. Supongo que es lo mejor, porque total, nada de lo que digamos cambiará las cosas.

Si me hubiesen dicho cuando era niña que no iba a llegar a las dos décadas de vida no me lo habría creído. Porque la posibilidad de morir tan joven no existía para mí en ese entonces. Siempre di por hecho que llegaría a anciana. Que me casaría, tendría hijos y luego nietos a los que mimar.

Pensar en esto, en todas las cosas que ya no viviré, hace que una chispa de tristeza e impotencia aparezcan dentro de mí. Aprieto los labios y me esfuerzo para dejar de pensar en ello. En cambio miro a mis hermanos, que están sentados justo aquí al lado de mí.

Cuando llegamos, Thomas decidió que nos llevasen al cuartel principal de la guardia civil y que nos metiesen a los tres en una de las celdas, como si fuéramos unos delincuentes cualquiera. Es denigrante, como poco.

Sin embargo, una de las peores cosas ha sido volver a ver mi ciudad natal en estas circunstancias tan nefastas. Deseé volver a ella durante muchos años y al final lo conseguí, pero no imaginé que sería de esta manera. Siento como si el destino se hubiese reído en mi cara.

No vimos mucho de la ciudad porque íbamos dentro de un transporte cerrado, algo que me llamó bastante la atención, pues no entiendo por qué Thomas no aprovechó esa oportunidad para exponernos y humillarnos ante nuestra propia gente. Me da miedo, porque eso significa que tiene planeado algo mucho peor.

Lo que me pregunto en estos momentos es... ¿Cuánto tiempo más nos van a tener aquí? Porque ya hace días que llegamos y nada ha pasado. Tampoco nos dicen nada, evidentemente, para que nos angustiemos más sabiendo que, por mucho que se demoren, nuestro final está cerca.

A Thomas no lo hemos visto desde que nos comunicó la noticia, cosa que agradezco, pues su cara es lo que menos me apetece ver en estos momentos.

-Tenía un plan- Dice Ry de repente.

-¿Qué?- Pregunto sin entender.

-Para rescatarte de las mazmorras- Explica, pero sigo sin comprender a lo que se refiere.

El despertar de los caídos (#1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora