Capítulo 25

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El viaje se me hace más largo de lo que esperaba. Es probable que sea por la ansiedad que siento por saber cómo van las cosas. Al estar en constante movimiento, no tendremos noticias hasta que lleguemos a la base y lleguen allí los mensajeros, si es que ha sucedido algo importante.

Will no habla mucho de eso durante el camino, pero puedo notar que está preocupado. Sin embargo, mi intuición me dice que hay algo más que no me está contando.

La última tarde de viaje me quedo con él dando un paseo mientras Emma se va con Kai por la tarde a una especie de cita. Lo cierto es que me pidió ayuda porque quería hacerle algo especial, así que la distraje mientras preparaba lo que fuese y así se convirtió en sorpresa.

Tengo una idea bastante clara de lo que va a decirle o, mejor dicho, de lo que va a pedirle. Si es eso de verdad estoy muy feliz por ella, porque sé que lo ha estado esperando y se lo merece demasiado.

-¿Qué crees que estará pasando?- Pregunto al final, dando rienda suelta a mis ganas de saciar la curiosidad.

Will me observa y luego se queda en silencio durante unos segundos, pensativo.

-No lo sé, pero...- Titubea. -Dudo que Thomas haya reaccionado aún. No ha tenido tiempo.

-Hace nueve días que nos fuimos- Comento.

-Pero las noticias tardan en llegar- Me recuerda. -Varios días hasta que el rey fuese informado, aunque se ha podido reducir si los mensajeros han parado poco. Y luego el tiempo que se demore en decidir y dar la orden, si es que lo hace.

-¿Qué pasará si contraataca?- Cuestiono preocupada.

-Tenemos soldados suficientes para la primera defensa, pero dependiendo de las tropas que envíe él... deberíamos enviar más.

-Entiendo.

-De todas maneras, dudo que utilice muchos soldados para tratar de reconquistar la ciudad.

-¿Por qué?- Pregunto sin entender.

-Thomas es más de hacerle creer a su pueblo que él tiene el control total. Si envía una gran parte del ejército estará aceptando que somos una amenaza real y eso es algo que no le gusta.

-¿Estás seguro?

-Bastante. Llevo muchos años investigándolo. Su forma de pensar y actuar. Es extraño porque le importa la opinión de su pueblo, pero al mismo tiempo no.

-¿A qué te refieres?

-A esta situación, por ejemplo. Quiere que su pueblo piense que él no se siente amenazado realmente por nadie, pero le da igual que crean que es un tirano.

-Ese hombre está mal de la cabeza- Opino, resoplando con frustración.

-No le importa nada ni nadie. Sólo se quiere a sí mismo, aunque no siempre fue así.

Me detengo en seco en medio de la calle empedrada al escuchar esto. Me sorprende tanto que no puedo evitar hacerlo. ¿A Thomas le importó alguien? Imposible. Ese hombre es la reencarnación del mal.

-¿Lo dices en serio?- Pregunto con asombro, a lo que él asiente. -¿Y quién era él?

-Ella- Me corrige. -Su difunta esposa, Eloise Blanchard. Bueno, su nombre cambió a Eloise Larssen cuando se casó.

-¿Era la madre de Alexander, no?

-Sí, pero él no la conoció. Murió en el parto. Fue una tragedia, a decir verdad, no sólo conmocionó a los kalaryenses.

Eso no me extraña nada. No me imagino lo que ella debió sentir ese día, después de haber imaginado durante nueve meses cómo sería la vida siendo madre. Una vida que no pudo disfrutar, y es posible que ni siquiera escuchase el primer llanto de su bebé.

El despertar de los caídos (#1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora