Capítulo 4

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Nos aventuramos entre las hordas de personas, asegurándonos de no perdernos de vista, pero al final decidimos darnos las manos y caminar en una línea vertical, siendo el primero Kai por ser el más alto. Todo esto es sofocante pero al resto no parece importarles, así que no digo nada. De todas maneras es poco probable que me escuchasen con el griterío. Al acercarnos nos colocamos en una de las colas para demostrar que todos nuestros papeles están en regla, pues es indispensable para eventos multitudinarios.

-Su documento de identidad, señorita- Pide uno de los guardias de la ciudad.

Esto es algo que nunca dejará de ponerme nerviosa, pues evidentemente mi documento es falso. Y aunque nunca he tenido problemas por eso, sigue asustándome la posibilidad. Y mucho más ahora que no está Will conmigo, pues él siempre es el que arregla las cosas si algo va mal.

El guardia lo revisa durante unos segundos y luego me lo entrega de vuelta sin decir nada más, así que lo recojo y me dispongo a entrar, esperando a Emma y Kai al lado de un puesto de información.

-¡Diríjanse todos a la plaza, diríjanse todos a la plaza!- Grita un guardia cerca de mí.

Deduzco que será allí donde comience el desfile, así que cuando llegan mis compañeros nos encaminamos hacia allá, casi siendo arrastrados por el resto de personas y su impaciencia por llegar.

-Sí que tiene popularidad el desfile este, sí- Comenta Kai con sorpresa, alzando la voz por encima del tumulto. -Me alegro de que la gente esté tan comprometida con la causa en las Cordilleras.

-Yo la verdad es que vengo para ver al princeps- Se mete una señora de repente. -Y muchas otras también. Queremos ver si es verdad lo que dicen.

-¿A que sí?- Habla Emma emocionada. -¿Ves, Haley?

-Sigo sin entenderlo- Repito. -¿Venís para ver a un hombre guapo?

-Muy, muy guapo. Y además es Capitán de los ejércitos y heredero al trono del reino más importante de Evorn. No me digas que no es como poco interesante- Vuelve a hablar la señora.

-Supongo- Respondo para contentarla y que dejen el tema, pero realmente no lo pienso.

Antes de que nos demos cuenta ya estamos en la plaza, la cual es enorme. Hacia el fondo hay un escenario improvisado que es donde supongo que se subirán el Capitán y otros hombres importantes del ejército para decir unas palabras. Una cuarta parte de la plaza, la de la izquierda, está vallada y prohibida para el pueblo, porque supongo que ahí es por donde avanzarán los soldados hasta el escenario. Las vallas de madera se prolongan por una de las calles adyacentes, que ya están plagadas de personas deseosas de verlos llegar.

Transcurren unos diez minutos hasta que empezamos a oír los cascos de los caballos y el himno del ejército de Kalaryan empieza a resonar con claridad por encima de las voces. Esto solo aumenta la euforia de las personas, que comienzan a gritar, saltar y aplaudir.

-¡Ya están aquí, ya están aquí!- Chilla a mi lado mi amiga emocionada.

Y efectivamente, ahí están. Nos volvemos hacia atrás a tiempo para ser testigos de la aparición de los primeros oficiales del ejército montados a caballo, que ya entran en la plaza. Oigo como algunas chicas intentan llamar su atención, pero ellos se mantienen impasibles, mirando al frente. Poco a poco van apareciendo hombres que ocupan cargos cada vez más importantes, que reciben mayores aplausos y vítores. Hasta que...

Lo veo. Veo por primera vez al famoso Alexander Larssen, pues las condecoraciones de su uniforme lo delatan. La distancia a la que se encuentra no me permite detallarlo bien, pero es notable su posición recta y confiada. Con su presencia el nivel de gritos aumenta hasta llegar a ser casi ensordecedor.

El despertar de los caídos (#1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora