Capítulo 49

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Un grupo de guardias nos están custodiando hasta el Palacio y no se molestan en ocultarnos o llevarnos por sitios poco concurridos, no. Estamos a la vista de todos durante la mayor parte del tiempo desde que entramos a la ciudad. Será orden de Thomas, supongo, para humillarnos más.

A mis hermanos no les gusta esto, evidentemente, pero por sus expresiones cansadas me queda claro que ya están demasiado acostumbrados a ser exhibidos de esta manera. Ya lo han aceptado como algo normal y me hace preguntarme cuántas veces habrán tenido que pasar por esto.

La gente nos mira con sorpresa y asumo que es por mi presencia, pues la de mis hermanos no debe suponer nada nuevo para ellos. Ahora bien, que los acompañe la hermana que creían muerta es algo que no esperaban ver.

Me da incluso la sensación de que hacen el trayecto lo más lento posible para que suframos más, pues en varias ocasiones trato de acelerar el paso, pero los guardias que van delante no me lo permiten. Capullos.

Nos meten por una entrada lateral, igual que a mí cuando llegué. Posteriormente nos guían por los pasillos, pero no a la sala del trono, sino a una especie de comedor. Sin embargo, lo que me llama la atención es que está vacío.

Dos de los guardias que nos han traído se van y los otros se quedan vigilándonos atentamente. Debido a la sencillez de la estancia deduzco que claramente no debe de tratarse del comedor principal, ni tampoco de ninguno que sea utilizado para banquetes.

Hay una sola mesa rectangular de madera en el centro, no demasiado grande, en la que hay un total de ocho sillas. Más o menos en su punto central se encuentra colocado un único jarrón con unas flores moradas bastante bonitas.

Hay un par de baúles de madera pegados a las paredes que tienen pinta de ser bastante viejos, es posible que ya estuviesen ahí cuando nació el abuelo de Thomas.

Me doy la vuelta y entonces veo el cuadro. Por un momento me quedo sin habla porque me parece reconocer a Alexander en él, pero eso es imposible, porque no se cuelgan cuadros de alguien que aún vive. Entonces me fijo más y me doy cuenta de que las facciones del hombre del cuadro son ligeramente distintas, aunque desde luego son inmensamente parecidos. La curiosidad me puede, así que decido preguntarles a mis hermanos.

-¿Quién es?- Lo señalo.

-Viktor Larssen- Responde Matt, observando también el cuadro. -El padre de Thomas.

-Ya, ya sé quién es, pero no sabía cómo era su aspecto físico. Alexander se parece muchísimo a él.

-¿En serio?- Cuestiona Ry.

-Sí, de hecho, me ha parecido verlo cuando he mirado el cuadro por primera vez.

O sea, que Alexander ha salido a su abuelo. Y además, no sólo físicamente, pues creo recordar de las clases que siempre decían que el Rey Viktor también luchaba junto a su ejército. Tengo que decir que me alegra mucho que sea tan parecido a él y no a Thomas, del que aparentemente no ha sacado nada. Sé que eso da igual, pues no quita que sea su hijo, pero no sé... Me alivia, la verdad.

-Murió bastante joven- Comenta Matt. -Tenía... Cuarenta y dos años, si no recuerdo mal.

-Sí, en un accidente en uno de los torneos. Lo recuerdo de las lecciones de historia. El profesor decía que se vivió como una tragedia enorme, pues a pesar de que era estricto y severo, era un gran rey. Llevó a Kalaryan a su máximo esplendor- Recito lo que memoricé en su momento.

-Ojalá no hubiese muerto tan pronto- Susurra Ry, para que los guardias no puedan escucharlo. -El mundo se habría ahorrado tanto...

Fue un accidente muy desafortunado y que sin duda representa perfectamente lo cruel que es el destino.

El despertar de los caídos (#1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora